sábado, 10 de diciembre de 2022

DICIEMBRE

Cuando llega diciembre, nos anuncia que un capítulo de nuestra vida está culminando, lo que nos invita a reflexionar en todas las metas que alcanzamos, los sueños realizados, los viajes que hicimos, los propósitos que cumplimos. Pero al final, muchas de esas cosas, quizás no se dieron como las escribimos en nuestra lista de deseos; y nuestra acción de gracias, pasó de ser una lista de cosas a una lista de personas que aún permanecen, otras que se fueron y dejaron su huella, algunas que llegaron a ser parte de nuestra historia; así mismo, tal vez no realizamos los sueños que dijimos; pero superamos muchas pruebas que nos hicieron más fuertes, culminamos con éxito nuestro trabajo y vivimos tantas cosas más que quizás no teníamos idea que viviríamos.

Y así, con el tiempo nos damos cuenta de que, esa lista que escribimos cada 31 de diciembre con sueños sin piso, propósitos sin pasos y metas sin acciones; las repetimos año tras año; mientras nos comemos las uvas formulando deseos o corremos alrededor de la manzana, con una maleta vacía para ver si logramos emprender el vuelo. Pero después de los 15 primeros días de enero, las dietas se posponen, la maleta se guarda, los viajes se empapelan, las vacaciones se acaban, la rutina llega y volvemos a quejarnos de lo mismo, anhelar lo mismo, a reír y llorar por lo mismo y a decir que enero se hace eterno, pero cuando se acaba, el año pasa volando.

Pero, y si este 31 de diciembre salimos de la rutina y hacemos cosas diferentes: como escribirnos una carta a nosotros mismos y enviarla a nuestro correo con fecha del próximo 31 de diciembre, y, en ella le decimos a nuestro yo del futuro lo que sentimos, lo que queremos superar y lograr, así como nuestro sueño y lo que vamos a hacer para lograrlo... Cuando nos llegue el día y la leamos, podremos darnos cuenta de todo lo que sucede en un año y cómo al final, aunque hagamos muchas cosas de la misma manera, nunca terminamos siendo los mismos que fuimos cuando empezamos...
 
Por eso, es el momento de que, en vez de salir con una maleta, se programe con ahorros el viaje y le pongamos fecha; y a cambio de querer bajar de peso, desocupemos todas las cargas que llevamos y que tanto nos pesan; y si se trata de amar, es hora amarnos más a nosotros mismos y disfrutar a los que tenemos cerca; también hay que aprender a valorar y aprovechar el tiempo, porque del cielo no caen viajes, ni dinero, ni cosas materiales; solo nos llegan bendiciones y oportunidades que se trabajan en la tierra y se multiplican en la medida que las compartimos y las agradecemos cada día de nuestra existencia. #DICIEMBRE   #SUEÑOS    #NAVIDAD   #PROPÓSITOS   #PROYECTODEVIDA


jueves, 10 de noviembre de 2022

POR LA VENTANA

La pandemia nos ensimismó y encerró en nuestro propio mundo con los que tenemos cerca, a los que nos acostumbramos, con los que peleamos y convivimos; y seguimos viendo desde lejos todo lo que pasa en el mundo, a través de una ventana.

Desde entonces, si algo nos agrada, lo aplaudimos, como cuando salíamos al balcón a aplaudir; nos emocionamos un poco y volvemos hacia dentro o seguimos nuestro camino; pero ya no nos emocionan tantos las cosas como antes, ahora simplemente damos un click y ponemos un like o pasamos la página.

Nos damos cuenta de lo que pasa en el mundo porque nos lo cuentan o lo vemos a través de un dispositivo, y si estamos presentes, lo grabamos y publicamos pero no hacemos nada que logre comprometernos un poco más que un post o un comentario; y al final, si lo que sucede no nos toca o nos golpea, esperamos que otro haga lo que decimos y no hacemos. Y así nos hemos acostumbrado a ser espectadores pasivos, hasta parecemos insensibles con nuestra indiferencia al actuar ante todo lo que pasa en el mundo.

Si alguien nos cuenta un problema, solo escuchamos o leemos, quizás pronunciamos algunas palabras de consuelo que a veces hablan más desde lo que vivimos; pero no nos detenemos ni acompañamos ni mucho menos nos volteamos a ver cómo va todo, si sigue igual o a mejorado; porque cada uno tiene sus propios problemas y ocupaciones, y simplemente no hay tiempo para dar o hacer un poco más.

Así todo es a distancia, cada uno en su lugar, con su celular en mano, tan cerca y tan lejos, porque a veces pesa enviar un mensaje o acercarse un poco más de lo que estamos.

Nos asomamos a la ventana virtual y vemos lo que pasa, pero luego nos volvemos a encerrar a vivir ensimismados en esta nueva realidad.

Este es el tiempo en el que cada uno soluciona lo suyo, vive el día presente, porque ya no se sabe mañana que pueda pasar; hay cambio de roles, a veces somos protagonistas y otras veces espectadores; lo que, si tengo claro, es que hace falta acercarnos un poco e involucrarnos, que seamos más empáticos y nos duela el dolor del otro o nos alegremos con su alegría; para que no nos sintamos tan solos en el mundo con tanta gente que a nuestro lado se sienta o camina.


miércoles, 21 de septiembre de 2022

SE ME OLVIDA

Alguna vez alguien me preguntó: ¿Qué se siente ser talla baja o tener enanismo?
Y traté de descifrar lo que sentía, pero descubrí que no siento nada diferente, porque mi baja estatura es lo que menos me interesa y menos me importa, por eso se me olvida.

No es que me crea grande, pero tampoco me siento pequeña. Simplemente no me mido, sólo me siento Kary; he aprendido a vivir y realizarme desde mi cotidianidad, con lo que soy y tengo; por eso se me olvida que tengo una condición, porque no me he dejado condicionar por ella; no encuentro problema o pequeñez en tener que ingeniármelas por alcanzar algo, porque me he hecho fuerte y recursiva y empática con cada intento de subirme a un banco, pedir ayuda o buscar la forma de superar todo lo que tenga que enfrentar.

Se me olvida que muchos me ven diferente, que quizás mi molde es distinto; pero sé que, aunque no mido más que 1,20 de estatura, estoy siempre a la altura de cualquier circunstancia, porque jamás me he rendido.

Siempre he sido así como soy y nunca me he imaginado de otra manera, ni he añorado ser de otro modo; aprendí a ver desde abajo la grandeza del cielo, a esforzarme un poco más en todo, a caminar con pasos cortos, pero con pisadas firmes y llegar hasta donde quiero.

Se me olvida que soy pequeña, aunque confieso y reconozco que quizás me cuestan un poco más ciertas cosas; también puede que en algún momento me toque enfrentar miradas o palabras que me tocan; pero no me debilitan ni derrumban, ni hacen que me vea de otro modo; porque sé quién soy y me veo con los ojos de Dios, por eso no cambiaría nada de lo que me ha dado; soy su obra, su creatura y así me amó, me soñó y me creó. Cuando entendí eso me olvidé de cómo me ve el mundo y me enfoqué en verme con sus ojos; desde ese momento no me mido, ni me comparo, simplemente me amo y amo cada parte de mi cuerpo, con sus limitaciones y capacidades, porque son las que me hacen humana las que me permiten romperme, modelarme y transformarme; y las que me han enseñado a ser quien soy y llegar hasta donde estoy hoy.

Se me olvida que tengo una condición, porque no me condiciona ni mucho menos me define; pero no se me olvida que debo trabajar por un mundo inclusivo donde todos podamos ser vistos desde nuestra individualidad, tener los mismos derechos y poder vivir, crecer y participar libremente con dignidad y equidad. 




sábado, 2 de abril de 2022

Y DE REPENTE TODO SE NOS HIZO NORMAL

La globalización nos conectó con el mundo entero, nos abrió todas las puertas, nos mostró lo ocultó, nos puso muchas cosas al alcance de la mano, nos habló de lo desconocido, derrumbó en los medios de comunicación la censura para poder desinhibirse, mostrarse, hablar como quiere y hacer lo que quiera.

Y fue así como se volvió tan común ver y escuchar tantas cosas que antes no se veían y escuchaban; que para no juzgar ni sentirse juzgado, fue mejor normalizarlo.

Ahora todo es normal y muchos ya se han acostumbrado…

Es normal ver la guerra tan lejos, pero tan cerca; que mientras no nos pase, no nos preocupamos; es normal que se mate por robar y que se robe para no trabajar. Es normal que la gente hable como quiera y haga lo que quiera, y nadie se meta; porque donde todos tienen algún rabo de paja, es mejor que ninguno se acerque a la candela.

Se nos hizo normal las relaciones sin sentimientos y los sentimientos sin relaciones.

Se nos hizo normal acabar con la vida, para muchos esa es la mejor salida.

Se nos hizo normal las familias disfuncionales, las familias sin casa y las casas sin familia.

Se nos hizo normal la pobreza de muchos y la riqueza de pocos, que ya muchos quieren hacerse ricos de la manera más fácil.

Se nos hizo normal los niños acompañados por dispositivos electrónicos, sin presencia de los padres; o encerrados en la casa, pero libres por las redes sociales.

Y de repente todo se nos hace tan normal que nos acostumbramos a las personas, a lo que tenemos, a donde estamos, a perder o a ganar; tanto, que nos estancamos, no soñamos, nos movemos de acuerdo con las circunstancias, y todo lo normalizamos.

Ya todo es tan normal, que cuando le preguntas a alguien cómo se siente, o cómo va todo, la respuesta de muchos es “normal”.

Ante todo esto, quiero empezar a rescatar lo raro, lo extraño, aquello que se ha perdido o que no se ha logrado.



jueves, 20 de enero de 2022

LO INJUSTO DE LA INJUSTICIA

A veces los derechos humanos se vuelven injustos, cuando las personas nos olvidamos de los deberes, las simples normas de convivencia y sobre todo los valores morales, espirituales, sociales entre otros. Porque una persona que no cumple sus deberes y que deforma en su vida los valores, puede exigir sus “derechos” y recibir privilegios que no se merece y que atentan contra su dignidad, aún, cuando haya atentado contra la dignidad de otro.

Vivimos en un país, en que al que roba una gallina le dan palo y lo meten a la cárcel, pero al que roba millones con saco y corbata, le dan privilegios. Un país, en el que, si alguien mata a 2 personas, le cobran uno entero y el otro un pedazo; un país, en el que sobre el pobre cae todo el peso de la justicia, pero el rico paga para que no lo condenen. Un país en el que simplemente la vida y la dignidad de “algunos” no vale nada.

Y es ahí en el que muchas veces los abogados tienen que defender como “inocente” al culpable; y los fiscales, “culpar” al inocente… A la cárcel sin privilegios van pocos; mientras que a los que tienen “palanca y dinero” los mandan a su casa cómodamente. Todo por la “Justicia Injusta” de nuestro país.

Lo más triste es que nuestros niños y jóvenes son testigo de eso, aprenden a mentir y ser deshonestos desde casa, cuando escuchan y muchas veces tienen que apoyar las mentiras de sus padres o ven los chanchullos que algunos hacen para obtener beneficios y evitar deberes o responsabilidades.

Yo no soy quién para juzgar, pero es la reflexión que me hago como Maestra y el dolor que me da con mi patria, con el mundo y sobre todo con las nuevas generaciones por lo que les enseñamos y la herencia que les dejamos; porque estamos en los tiempos en los que “todo se vale” y “todo es normal”, el concepto de familia se ha deformado, los hogares son inestables, el amor es desechable, las promesas quedan en el aire, la vida no vale nada y para muchos es mejor enseñarles a tener “malicia” que tener “bondad”.

Hay tantas historias crueles y dolorosas que no se han contado porque no son de ricos ni de famosos, en las cuáles la justicia ha sido demasiado injusta; pero como son de personas sin dinero y sin posición, las desconocemos, pasan desapercibidas o las ignoramos. Eso es lo injusto de una sociedad clasista, racista, egoísta que vive sólo de apariencias y es vacía.

Pero no perdamos la fe ni la esperanza, que aún queda mucha gente honesta, trabajadora; aún hay muchos hogares fortalecidos y responsables en la educación de sus hijos; aún hay muchos niños soñadores y jóvenes comprometidos; aún hay mucha gente en la que podemos confiar, amigos incondicionales, personales leales, profesionales honestos. Apostemos por ellos y tratemos de hacer vida estas dos frases que tanto repetimos: Tratar como queremos ser tratados y no hacer a otros lo que no queremos que hagan con nosotros; así de simple. #reflexionesdiarias #Sociedad #Justicia #injusticia

Kary Rojas
@karyrojas1528 en Instagram


lunes, 10 de enero de 2022

CUANDO UN ARTISTA MUERE


Cuando un artista muere, se reviven sus canciones, se embellecen sus pinturas, resucitan sus personajes, se hace inmortal su obra, aún aquella que no conocían.

Cuando un artista muere, algo se rompe dentro, lloran los recuerdos que evocan sus personajes, su música o su literatura.

Cuando un artista muere, se mira un poco al pasado, se rescata lo olvidado, se cuenta su historia y es como si naciera de nuevo en la memoria.

Cuando un artista muere, pareciera que a la tierra le cortaran un árbol que en su tiempo dio muchos frutos, pero ya no disfrutaremos de los frutos nuevos.

Cuando un artista muere, pierde la tierra un poco de magia y de sensibilidad; se le va un ser que fue capaz de transformar un sentimiento o una emoción, en una obra, pintura, poema o canción.

Cuando un artista muere, queda un vacío que nadie podrá llenar; se cierra el telón, se callan las voces y los instrumentos, no hay más pinceladas, se escribe punto final.

Cuando un artista muere, en realidad no muere, habitará por siempre en cada letra o melodía; en los colores de sus pinturas o en las escenas de sus películas.

Cuando un artista muere, queda huérfano el espectador, pero vive su legado y su arte lo hace inmortal. KR

sábado, 8 de enero de 2022

LLEGÓ EL DIA


Llegó el día en que la muerte se convirtió en un derecho para los que quieren morir y para los que quieren matar a los que no son deseados para venir al mundo y decidir.

Llegó el día en que un celular, un disgusto, algo de dinero, vale más que la vida.

Llegó el día en que todo es normal, si todo el mundo lo hace, aunque dañe a la humanidad.

Llegó el día en que los hijos controlan a los padres y los padres dejan el control de todo a los hijos.

Llegó el día en que el ser humano se cree dueño de todo, aunque no sea suyo.

Llegó el día en que tener malicia es mejor que tener bondad en el corazón.

Llegó el día en que teniendo acceso a todo tipo de comunicación, ya nadie se comunica.

Llegó el día en que los que quieren tener hijos no pueden y los que pueden deciden matarlos o no tenerlos.

Llegó el día en que todos piensan en sus derechos, pero se olvidan de cumplir sus deberes.

Llegó el día en el que lo único que duele es lo que sentimos, pero lo que siente el otro no duele.

Llegó el día en el que las máquinas reemplazaron a las personas y las personas ya actuamos como máquinas.

Llegó el día en que reemplazamos los árboles por edificios y luego de calor nos quejamos.

Llegó el día en el que le tenemos miedos a los demás y desconfiamos hasta de nosotros mismos.

Llegó el día en que le perdimos el miedo al covid y el covid se ha hecho dueño del mundo.

Llegó el día en el que preferimos la oscuridad a la luz, deformamos el arte y su esencia, hicimos del amor y la amistad, sentimientos desechables.

Suena desesperanzador, pero la verdad es que llegó el día en que sacamos a Dios de nuestras vidas y desde ese día ya nada es lo mismo. Pero, aunque llegó el día que nunca quise que llegara, sigo viviendo cada día con fe, esperanza y amor, tomada de la mano de Dios, para tratar de que sean diferentes los espacios en los que habito.

viernes, 7 de enero de 2022

TODO CAMBIA

Cada día se puede dar la oportunidad de cambiar algo…
El día oscuro, puede convertirse en un día de sol, o un día soleado puede ser al instante una tormenta…
Lo que nos hizo feliz, puede hacernos llorar; lo que nos había entristecido nos puede alegrar…
Lo que no había llegado, puede llegar en cualquier momento y cambiarnos la vida; lo que teníamos se puede perder sin darnos cuenta; aunque también puede suceder, que eso que una vez perdimos, lo podemos recuperar, si lo intentamos, confiamos y esperamos, haciendo así que todo cambie.
No todo será siempre como es; hay cosas que cambian para bien, se transforman; otras quizás para mal, se deforman, pero con todo lo que eso vivimos, siempre se nos da la oportunidad de mejorar…
Cambian los sentimientos, se fortalecen o se hacen débiles, pero nunca son iguales a como fueron al principio.
Cambia un día de un momento a otro, quizás empezó bien y terminó mal, o lo contrario, nos levantamos con un pie y nos acostamos con otro.
Cada uno tiene la oportunidad de transformar o deformar muchas cosas, pero hay otras que dependen del destino, en esos casos, lo que podemos hacer es tomar la decisión de como asumirlas para para cambiarlas o si es mejor, concluirlas o reiniciarlas. KR


jueves, 6 de enero de 2022

¿HAS VISTO UNA ESTRELLA?

¿Has visto una estrella?

Todos necesitamos de una estrella que nos guie en el camino y nos conduzca ante lo que Dios tiene para cada uno de nosotros en la vida.

Necesitamos una estrella que nos ilumine en las noches y los momentos de oscuridad que vivimos; para no tener miedo y poder ver que siempre hay algo y alguien por quien seguir y vivir.

Cuántas veces hemos mirado al cielo, contemplando su grandeza, dejando escapar un suspiro o simplemente elevando una oración y tratando de descubrir en una estrella, la respuesta o el camino.

La epifanía es la manifestación de Dios que se deja conocer y encontrar; no impone ni obliga a nadie, pero tampoco ignora nuestra necesidad de descubrir y vivir el amor, por eso nos regala una estrella que nos encienda la esperanza y nos abraza con su luz.

Dice la Palabra (Mt 2,1-12) que cuando los reyes vieron la estrella, se llenaron de alegría.

Esa es lo que experimentan quienes descubren una estrella en su vida.

En medio de la soledad y oscuridad, cuando nos sentimos perdidos, contemplar y seguir la estrella, es aprender a fijar la mirada en las cosas más sencillas y pequeñas, valorarlas, disfrutarlas y agradecerlas.

Las estrellas no sólo se contemplan en el cielo, hay quienes, en medio de sus batallas, hacen de su vida una luz encendida, que en vez de atraer miradas hacia sí mismo, las conduce al cielo para que descubran la verdadera estrella que los acompaña y los guía.

Hay otros que logran aprender a ver la estrella, desde la fe, y así como los reyes, experimentaron la alegría y la paz que da el contemplar lo que el mismo Dios nos quiere revelar.

Pensemos: ¿Ya descubrimos la estrella en nuestra vida? ¿Será que somos luz que guía o que encandila? ¿Y con nuestros gestos y palabras, apagamos o encendemos luces? ¿Será que ya encontramos a Jesús y dejamos que su amor inunde de nuestra vida? Y por último; ¿qué regalos le daremos a Jesús en este día? KR






domingo, 2 de enero de 2022

CON LOS PIES EN EL AIRE

Habías leído o escuchado la frase de  Mafalda que dice: “Si uno coloca los pies en la tierra, se acaba la diversión”?. 

Las personas con enanismo o talla baja, cuando nos sentamos quedamos muchas veces con los pies en el aire; por eso ahora pienso en esa metáfora de la cuál a veces saco chiste diciendo que ya entiendo porque me divierto mucho. (Aunque la realidad es que físicamente, tener los pies en el aire, es muy agotador y doloroso)

Hoy en el 2 día del año, cuando todo va volviendo a la “normalidad”, pienso, dónde quiero colocar mis pies, qué pasos quiero dar y qué huellas espero dejar. En estos días quizás pensamos mucho, pero la verdad es que cuando llegue el momento de la acción, cuando se acaben las vacaciones, cuando empiece la rutina, muchos de esos pasos que daremos, serán para llegar a alguna parte o irnos de otra; o tal vez, para mantenernos en pie y no caer, y también para no tropezar o no pisar a nadie. 

En este momento del año, muchos aún tenemos los pies en el aire, nos divertimos, soñamos, planeamos, lo que sé es que en cualquier momento debemos poner los pies en la tierra, la mirada en el cielo y la mano en el corazón, para hacer realidad gran parte de todo lo que prometimos o soñamos. 

Que este año no sea un cúmulo de los planes que no hicimos realidad el año pasado, ni en el anterior, ni los que quedaron atrás hace mucho tiempo. Sino que sea un año en el que nuestros sueños renovados, se hagan realidad, porque supimos tomar decisiones, aprovechar el tiempo, trabajar por ellos y sobre todo colocarlos en manos de Dios y creer que podemos hacerlo. 


Esta es mi foto del día… mis pies en el aire, soñando, planeando, creando, y tú, ¿Dónde tienes tus pies hoy?… KR

LO MISMO, PERO DIFERENTE.

Cambió el año, se concluye una etapa o un ciclo; pasamos de un día a otro e inicia un nuevo calendario; y aunque parece que todo es igual, aunque veamos que muchas realidades no han cambiado y todo está en el mismo lugar donde ayer las dejamos; podemos verlas con otra mirada y asumirlas de manera diferente.

Con el nuevo año no van a suceder actos de magia, nada va a desaparecer o aparecer con un agüero o chasquido de dedos, ni siquiera con una oración; el cambio lo hará cada uno, de acuerdo como decida vivir cada día, luchar por sus sueños, soltar o tomar la mano de Dios y enfrentar lo que encuentre en el camino.

Porque si sigues haciendo lo mismo, pensando igual, actuando y sintiendo igual, nada en tu vida cambiará y sentirás que cada año es repetido. Pero si, aunque todo alrededor sigua igual, estés en el mismo lugar, con las mismas personas, haciendo quizás lo mismo, pero con pensamientos y actitudes diferentes; entonces, sentirás distinto y seguramente, obtendrás otros resultados. Pero eso sólo depende de cada uno, porque somos los que hacemos que, aunque todo sea lo mismo, se viva y se sienta diferente.

Algunos partieron al cielo, otros cambiaron el rumbo, están los que continúan en el mismo camino; para todos ellos gratitud y para los que llegarán, desde ya, que sean bienvenidos.

Que las experiencias del año anterior se transformen hoy en enseñanzas para saber que hacer o decidir con los desafíos que este año traiga.

Y por Fe te puedo decir, que, aunque todo parezca igual, con Dios o sin Dios, no es lo mismo.

Yo decido vivir este nuevo año con Dios y que El sea la luz en mi camino y la fuerza de mi vida; en sus manos coloco cada paso, proyecto, sueño o decisión, para que al final mi acción de gracias sea para El, por todo lo vivido.