sábado, 2 de abril de 2022

Y DE REPENTE TODO SE NOS HIZO NORMAL

La globalización nos conectó con el mundo entero, nos abrió todas las puertas, nos mostró lo ocultó, nos puso muchas cosas al alcance de la mano, nos habló de lo desconocido, derrumbó en los medios de comunicación la censura para poder desinhibirse, mostrarse, hablar como quiere y hacer lo que quiera.

Y fue así como se volvió tan común ver y escuchar tantas cosas que antes no se veían y escuchaban; que para no juzgar ni sentirse juzgado, fue mejor normalizarlo.

Ahora todo es normal y muchos ya se han acostumbrado…

Es normal ver la guerra tan lejos, pero tan cerca; que mientras no nos pase, no nos preocupamos; es normal que se mate por robar y que se robe para no trabajar. Es normal que la gente hable como quiera y haga lo que quiera, y nadie se meta; porque donde todos tienen algún rabo de paja, es mejor que ninguno se acerque a la candela.

Se nos hizo normal las relaciones sin sentimientos y los sentimientos sin relaciones.

Se nos hizo normal acabar con la vida, para muchos esa es la mejor salida.

Se nos hizo normal las familias disfuncionales, las familias sin casa y las casas sin familia.

Se nos hizo normal la pobreza de muchos y la riqueza de pocos, que ya muchos quieren hacerse ricos de la manera más fácil.

Se nos hizo normal los niños acompañados por dispositivos electrónicos, sin presencia de los padres; o encerrados en la casa, pero libres por las redes sociales.

Y de repente todo se nos hace tan normal que nos acostumbramos a las personas, a lo que tenemos, a donde estamos, a perder o a ganar; tanto, que nos estancamos, no soñamos, nos movemos de acuerdo con las circunstancias, y todo lo normalizamos.

Ya todo es tan normal, que cuando le preguntas a alguien cómo se siente, o cómo va todo, la respuesta de muchos es “normal”.

Ante todo esto, quiero empezar a rescatar lo raro, lo extraño, aquello que se ha perdido o que no se ha logrado.



No hay comentarios.: