Ser adolescente condiciona aún sin ninguna condición, porque en el proceso de crecimiento y cambios, todo empieza a “adolescer” en esta etapa y para nosotros esa no es la excepción.
Si en la niñez nos veíamos en el espejo de los ojos de nuestros padres; en la adolescencia, el espejo en el que nos vemos es la sociedad, le ocurre a cada joven en cualquier parte del mundo.
Para las personas con enanismo o talla baja, ser adolescente puede llegar a ser de las etapas más difíciles que enfrentamos, por un parte, porque para muchos, aunque ya somos jóvenes, nos siguen viendo y tratando como niños; y aunque quizás no te lo digan, empiezas a sentir exclusiones, tratos especiales que en realidad son una manera pacífica e indirecta de discriminar.
En la adolescencia, las emociones y las hormonas se convierten en fortalezas o debilidades, depende como se manejen, lo que hace que para todos, esta etapa esté llena de altibajos emocionales; empiezan a ser muy reservados; de repente puede sentir tristeza, euforia, enojo sin saber por qué. Es muy difícil que un joven te diga que se siente mal o no se acepta así mismo; pero sus gestos y emociones pueden delatarlo.
En lo personal, aprendí a ser reservada, no me gustaba que me vieran triste o molesta, porque creía que los demás pensarían que era por ser pequeña o diferente; esas emociones logré canalizarlas con las letras y con la música.
Algo más en lo que hay que aprender a conocer y concientizar a la sociedad, es que a todos los jóvenes les llega una etapa que no les gusta ser el centro de atención, ahí son más introvertidos que nunca, poco espontáneos con quienes no conocen, sólo se sienten cómodos con los amigos más cercanos. Este aspecto puede ser más complicado para los jóvenes con talla baja, en los que reciben casi que todo el tiempo la sobre atención y las miradas sobre todo al realizar actividades que todos hacen, pero que en nosotros se ve quizás de manera diferente, ejemplo: bailar, practicar un deporte, correr, caminar; aunque son parte del diario vivir, un adolescente con enanismo puede atraer más miradas en esos momentos y eso, a muchos les incomoda. Es ahí cuando muchas veces queremos ser pasados por desapercibidos o ser visto como todos; porque la sobre atención, adulación, mimos y tratos especiales logran agobiar, y son una manera silenciosa de discriminar y excluir; ocasionando que muchos prefieran reprimirse y en casos extremos, aislarse.
El papel de la familia, los maestros y amigos es vital desde la infancia, porque son los que darán seguridad y fuerza en la adolescencia, para que las miradas y la sobre atención, no afecte. Es muy necesario crecer en un ambiente igualitario y equitativo.
En la juventud puede darse el bullying consciente e inconscientemente, con palabras, apodos, chistes que aunque en algunos casos parecen ser aprobados por el mismo joven, puede suceder que solo finja que no le incomoda, pero en el fondo si le puede estar afectando. Por eso para cualquier condición o diversidad, lo ideal es no hacer ningún tipo de bromas al respecto.
Las fundaciones y asociaciones, luchan todos los días por el respecto y la inclusión de las personas con talla baja o enanismo; y rechazan cualquier situación en la que se utilice el término enano de manera peyorativa, en cualquier medio de comunicación o contexto, porque puede ocasionar conductas repetitivas y discriminatorias hacia las personas en condición de enanismo o talla baja.
Un día mundial, es un día para todo el año y toda la vida; queremos educar porque muchas veces es ignorancia; sensibilizar, porque sino te sucede de cerca, quizás no logras empatía; concientizar, porque es una realidad que hay que atender y lograr transformar miradas por una mejor calidad de vida.
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