sábado, 16 de octubre de 2021

DIA 4 AL 10, CAMINO A LOS 52

 4. VENCIENDO GIGANTES…

Día 4 de 28 (cuenta regresiva): MIS PRIMERO DIEZ AÑOS, VENCIENDO GIGANTES.

Llegué a mis 5 años al Colegio Nuestra Señora de la Candelaria, un colegio más grande, lugar que sería mi segunda casa por 13 años más. Me recibió la seño Mayo, quien me acogió con todo su amor; las niñas también fueron respetuosas y cariñosas, más tarde supe, que las habían preparado para que no dijeran ni hicieran nada que me incomodara.

Las personas de talla baja, en la niñez, atraemos “amigos protectores”, aquellos que están pendiente y hacen muchas cosas por nosotros y si es posible defendernos de quien quiera molestarnos. Yo no fui la excepción, tuve mis amigas protectoras, que se esmeraron por cuidarme y hacerme sentir lo mejor posible.

A los 7 años, en mi barrio, tuve mis primeras amigas de juegos y travesuras, eran 4 hermanas vecinas “Las Bernales”; las 3 mayores fueron inseparables conmigo y sus padres me adoptaron. Siempre fui tan independiente que recuerdo me iba en mi mini triciclo hasta el callejón donde ellas vivían detrás de mi casa, y pasaba mucho tiempo con ellas.

Recuerdo la noche que me invitaron a comer a un sitio famoso en mi ciudad “La Piragua”; llegué a las 10 pm y no pedí permiso; mi papá sabía que había salido, pero no sabía más y me esperaba en la esquina, pero cuando Alvaro y Sonia me entregaron, y contaron todo lo que hice y gocé, no pudo más que reírse de mis cosas y hacer inolvidable esta historia.

A esta edad también me convertí en la hermana mayor de mi hermanita; ya tenía un hermano mayor y ahora, dos hermanos menores. Recuerdo que mi abuelo “Titi” quería que mi hermana fuera niño, para que nadie le quitara el puesto a su Reina y yo no sintiera complejo por ella; pero yo soñaba una hermana y Dios me la regaló… Y fui feliz; con ella pasó lo mismo que con mi hermano, nunca pregunté por qué crecía más que yo, siempre fui la hermana mayor…

A los 8 años, un 15 de agosto, hice la Primera Comunión, una fecha inolvidable para mí, todos los niños soñamos ese momento. Y yo lo disfruté. Iba de primeras y en la mitad de las dos filas, presumí no solo mi vestido blanco, también un anillo que mis padres me regalaron. Y además, ese acontecimiento, lo celebré con todas las de la ley, porque las hermanas del colegio se esmeraron y me organizaron una fiesta en casa.

En la Primaria, no fui una estudiante destacada, pero tampoco tuve problemas académicos.

En 4 grado conocí a una Maestra a quien aún recuerdo con cariño, Chela, a todas mis profesoras las recuerdo con demasiada gratitud, pero hay algunas que se nos quedan en el corazón de una manera especial.

Fui muy sociable, era amiga de todas las niñas de mi salón y de otros; pero tenía mi grupito, de compañeras con quien compartía el recreo y hacíamos las tareas juntas. Nunca me sentí rechazada, burlada o acosada; era normal que de pronto alguien me preguntara por curiosidad, ¿por qué era enana? o ¿por qué no crecí? Pero nunca tuve respuestas y siempre había alguien a mi lado que decía: Eso no se dice o no se pregunta.

También a mis 9 años, llegué a una Urbanización de 67 casas, donde amplié mi círculo de amigos e hice lo que cualquier niña de mi edad hacía, aprendí a montar bicicleta, patinar con dos patines (con las Bernales aprendí a patinar con uno); corría, saltaba, bailaba, era una niña feliz.

A los 10 años, estaba en Quinto de primaria, mi hermana con 3 años, era de mi tamaño, y quiso hacer el intento de entrar a mi colegio, usaba mi uniforme, parecíamos gemelas. Pero ese primer intento fua frustrado, porque ella no quería estar en su salón, sino en el mío, lloraba tanto que terminaba sentada a mi lado, y tocó cambiarla de colegio.

Algo que olvidé contar, fue que, en mi colegio, la primaria tenía una jornada distinta al bachillerato; y que, en un año, yo pasaría a estudiar con las más grandes y eso era casi como entrar a un colegio nuevo.

Y así, con 10 años y estatura de una niña de 4, me las ingeniaba para hacer todo por mi misma, encender la luz, así sea con zapatazos; hacía todo tipo de maromas para alcanzar lo que estaba en alto, me subía a sillas y mesas si era necesario o pedía ayuda, pero no me rendía en la rutina de enfrentar gigantes a cada paso y sin darme cuenta.

Pero a donde iba, llamaba la atención por mi carisma y alegría, puedo decir, que fui tan amada y protegida en los ambientes que crecía, que en esos años, nunca sentí como desventaja tener mi tamaño.


5.     DE 2 EN 2 ADOLESCIENDO…

Día 5 de 28 (cuenta regresiva): YO TAMBIEN TUVE 15 AÑOS…

Entrar a bachillerato implicó muchos cambios en mi vida, cambié en los dos primeros años, a mis amigas del salón, por las chicas de 11 grado (6 Bachillerato), pasaba los recreos con ellas e iban a mis cumpleaños.

La urbanización era mi mundo feliz, hacía de todo y tenía muchas amistades.

En este tiempo apareció Menudo y fueron mis ídolos, no sólo me ayudaron a dejar florecer mi lado artístico desde el baile y fonomímica; sino que me hizo soñar con conocerlos algún día y darles prioridad en mi vida, por encima del estudio. El mejor pasatiempo era bailar Y coleccionar todo lo que salía del grupo y soñar con ellos todo el día.

Y fue allí donde empecé a hacer los cursos de 2 en 2; gané 6°, perdí 7°, gané 8°, perdí 9° y pare de contar porque lo que viene después, mañana se los cuento. El más preocupado era mi papá, que hizo de todo por animarme a estudiar. Desde ofrecerme premios hasta hablarme del castigo, el más grande era que, por cada materia perdida, no salía un mes; y si mis cuentas no me fallaban, creo que, en dos períodos académicos, podía haber durado todo el año encerrada; pero negociaba con él, y duraba castigada 15 días (aunque acá entre nos, había momentos en que aprovechaba que ambos salían, y me escapaba)

En 7 fui del equipo de basquetbol y saqué provecho de mi estatura, porque por ser la mas bajita, era super difícil quitarme el balón, me metía por debajo de las piernas de todo el mundo.

Fue la edad en que los juegos se cambiaron por bailes en el kiosko de la urbanización; una grabadora y unos casetes de Juan Piña y Wilfrido Vargas eran suficientes para pasar el tiempo bailando. Para eso, le enseñé a bailar a mi hermano para que fuera mi parejo. En ese momento sus amigos andaban con mis amigas y entre ellos empezaron a surgir las parejitas del primer amor. Allí empecé a entender en silencio que mis diferencias sí significaban algo; porque, aunque pensaba y sentía como mujer, no era fácil verme como tal y fue difícil vivir el primer amor, como lo vivieron las niñas de mi edad.

Fue la adolescencia, donde el espejo me mostró otra cara y sin darme cuenta, mi autoestima se empezó a debilitar. Quizás parte de mi fracaso escolar, se debía también a ese desinterés y acomodo en el que se cae, cuando existe baja autoestima e inseguridad. Con el tiempo lo entendí, pero en su momento me afectó, aunque nadie lo notó; porque siempre he tratado de sonreír desde dentro y de darme cada día una nueva oportunidad.

Mis 15 años fueron soñados, siempre he amado celebrar mi cumpleaños y este fue muy especial. Además que fue el momento en que hice uno de mis más grandes sueños realidad: Mi tia me regalo una perrita llamada "Negrita" que se convertiría en mi adoración y compañera por muchos años de mi vida.

En todo lo vivido, siempre cuento que en una fiesta de 15, vi por vez primera a una persona de talla baja, era un chico que podía ser un poco mayor que yo, bailaba en la orquesta para entretener; verlo me llenó de estrés; porque era verme a mi y estar de frente a mi condición de enanismo. Con el tiempo entendí, que viví el síndrome del espejo, lo que me asustaba de él, era lo que no aceptaba en mi. Lo que no imaginaba era que unos años más delante de las cosas que más disfrutaría, sería conocer y encontrarme a personas de talla baja. (esa es otra historia que más adelante contaré)

Cuando perdí 9° grado, me iban a cambiar de Colegio, pero pedí otra oportunidad de repetir en el lugar que por mucho tiempo había sido mi segundo hogar; y mi papá que nunca me negaba nada, me permitió quedarme allí; fue en ese instante en el que me comprometí a mejorar por completo mi rendimiento escolar. Mis nuevas amigas del colegio, se convirtieron en mis amigas por siempre; y mi propósito de mejor académicamente, lo hice realidad; fue como haber renacido; resurgí de las cenizas como el Ave Fenix y no perdí ni una materia más.

Quiero finalizar esta página, resaltando mi superación académica. Porque no me quedé ahí y me demostré que si quiero puedo y se vale caer, sentir debilidad; pero lo que no se vale es rendirse, ni renunciar.

Trato de que no me salgan largo estos relatos, pero tengo tanto que contar. Y es que cada página que escribo, demuestra que todo ha valido la pena y en vano no he vivido. (Kary Rojas, página 5 de 28, camino a los 52)



6. REDESCUBRIENDOME…

Día 6 de 28 para 52 (cuenta regresiva): REDESCUBRIENDOME…

Como lo dije ayer, en mis 3 últimos años en el colegio, me redescubrí… Por un lado me dí cuenta que muchas chicas de mi edad se deprimían porque no les gustaba el peinado, les salió algún barrito en la cara o no les gustaban sus pies; tenían los centímetros que a mi me faltaban y no se sentían bien. Por tanto comprendí en que la altura no estaba la felicidad, así que decidí buscar aquello en mí que podría ser mi super poder y me sorprendí.

Desde siempre escribía cuentos, pensamientos, poesías, cartas; pero en 8 y 9 grado lo dejé fluir; se fortaleció como catarsis en mis crisis de autoestima y con la muerte de un canario que tuve de mascota desde que tenía 8 años (olvidé contar que antes de que llegara Negrita me llenaron de pájaros para no darme un perro y por eso tuve un canario, un loro, un par de cotorras y una cría de pericos australianos)

Y en mi segundo año de 9°, saqué mis letras a la luz, las empecé a compartir de muchas maneras, escribía coplas, discursos, palabras, poemas; adoraba tener correspondencia con muchas amigas que tenía fuera de Cartagena.

Por otro lado, en mi viaje a EEUU, luego de mi encuentro con un primo demasiado especial (Georgie) descubrí que tenía oído para la música y que quería aprender piano; y mi papá me regaló una organeta, en la cual inicié tocando mis primeras canciones en las misas en el Colegio. Así mismo participaba en todas las obras de teatro que había, y comprendí el arte era parte de mi vida.

De los 15 a los 18 años, puedo decir que soñé con el amor y lo viví en mis sueños, pero nunca supe lo que era tener una relación; fue lo más difícil de ese tiempo y era lo que afectaba mi autoestima; pero mi mejor terapia fue enfocarme y ocupar mi mente en otras cosas, no en lo que me hacía falta, sino en lo que tenía. Y como todos los seres humanos, tenía días de días, además que el existencialismo a veces no ayuda; pero no me acomodo en eso, me sacudo, me levanto y sigo.

Me gradué en 1987, con 18 años; con buenas calificaciones y excelentes amigas, pero no tenía ni idea qué quería y a dónde iría. Finalizar esa etapa fue difícil porque fue una época de desprendimientos; no solo me desprendí de mis amigas del cole, sino que nos fuimos de la urbanización donde pasé los mejores años de mi vida.

¿Y ahora qué? No sabría qué iba a hacer, por eso mi rectora, quien me vio crecer y me dio siempre una oportunidad; me permitió quedarme en el colegio como ayudante del coro y de la hermana que trabajaba pastoral; iba medio día y a cambio para ayudarme, me pagaba algo; dinero que ahorraba. Desde niña mi papá me encomendaba oficios varios y me pagaba, porque sabía que me encantaba ahorrar para comprarme mis cosas.

La idea no era quedarme en el colegio; intenté estudiar música, pero en la primera clase en la escuela, me arrepentí, porque no quería aprender gramática; así que mi papá me puso un profesor de guitarra y una de piano; estudié guitarra un año, pero no me daban casi los dedos para ciertos acordes y nunca la toqué; y con el piano, quería tocar de oído y hacia trampa aprendiéndome las canciones así y no leía la partitura, por lo que tampoco seguí.

Vivíamos cerca del Colegio Eucarístico donde estudiaba mi hermana, en el que mi papá era parte de la asociación de padres y las hermanas lo querían mucho, por eso me consiguió un trabajo de medio tiempo como secretaria de un proyecto de escuela para padres y asistente de la hermana rectora; y me fue tan bien, que al año siguiente me ofrecieron el puesto fijo como secretaria auxiliar del colegio y eso fue un desafío para mí. Aprendí todo el manejo de una secretaria, también fortalecí la música, cantando con las hermanas en la Iglesia de Manga, y en el encuentro con las niñas del colegio, descubrí mi vocación; quería ser Maestra.

Por eso, como ya tenía un sueldo, le dije a mi papá que yo misma pagaría mis estudios, y eso fue para él motivo de mucho orgullo. Entré a la Universidad Santo Tomás a estudiar Licenciatura en Educación Básica Primaria y Promoción en la comunidad.

La hermana rectora era a la vez psicóloga y compartir con ella, me permitió abrirme e iniciar un proceso reparador de mi autoestima, con charlas, lectura de libros, proyectos de vida. Todo esto me ayudó demasiado a auto conocerme y aceptarme tal y como era.

Mi vida social se redujo, mis amigas por un tiempo eran las hermanas del colegio y las señoras del coro de la Iglesia, hasta llegué a pensar que quería ser religiosa.

Me enfoqué en estudiar, en aprender, en escribir, leer mucho y construir mi vida profesional. Mi papá estaba feliz y orgulloso de ver cómo estaba esforzándome y trabajando por realizarme. Su hija, la que más le preocupaba, la que en un tiempo hizo los años del colegio de 2 en 2, ya estaba trabajando y estudiando una carrera y ese era el inicio para mucho más.

7. EL DOLOR NO DEFORMA, TRANSFORMA…

Día 7 de 28 para 52 (cuenta regresiva): El Dolor no deforma, transforma (M.R.A.T)…

En este tiempo trabajaba como secretaria auxiliar, era emocionante ayudar a pagar algún recibo de la casa, comprarme mis antojos, sacar de mi bolsillo y de mis esfuerzos los regalos del día de la madre, del padre o de Navidad (jugábamos al amigo secreto y el 24 en la noche nos dábamos aguinaldos).

Para 1991, tuve un encuentro cercano con Cristo, a través de la experiencia de Cursillo de Cristiandad; movimiento con el cual me congregué y me formé por un tiempo, queriendo llevar mi vida de Colores.

Tocaba el órgano en la Iglesia los Domingos muy temprano, acompañando a las hermanas cantando y también me contrataban para tocar matrimonios y misas, las cuales cantaba con un coro de señoras que conformamos. En navidad, empecé a dirigir un coro infantil, que se fue haciendo popular en el barrio y nos llamaban a cantar en conjuntos residenciales y en otros lugares.

Mi papá estaba orgulloso, su hija consentida estaba dedicada a la música, trabajaba y estudiaba.

En la universidad me iba muy bien, asistía los sábados a clases presenciales y trabajaba los días de semana.

En este tiempo me dediqué también a leer mucho y a escribir reflexiones y poemas.

Amaba salir de paseo, iba a donde me llevaban, floreció mi espíritu aventurero que me llevó a muchos lugares, desde ir a visitar a familias campesinas acá en la costa, durmiendo en hamacas, montando burro para poder llegar hasta el lugar; o ir a Medellín y recorrer también los pueblitos de Antioquia de los que me llevaba nuevas amistades.

Fue en uno de mis viajes, en el que traje conmigo el virus de la varicela. Me brotó justo a los pocos días de haber llegado y fue todo un caos en casa; por un lado mi hermana estaba embarazada de mi primer sobrino y la distanciaron, y por otro los únicos que estaban inmunes eran mi mamá (quien me cuidaba y Horacio) pero mi papá cuando llegaba del trabajo, se colaba en mi habitación con organeta a bordo, para que le diera serenata. El amaba pasar tiempo allí, ver su futbol acostado en mi cama o acompañarme mientras yo practicaba piano.

La enfermedad me duró una semana, y volví a trabajar; pero a los 5 días, esas visitas clandestinas de mi papá hicieron que el virus se apoderara de él y se le contagiara.

Con 56 años y a los 2 días de haberse contagiado, aunque aparentemente no le había brotado mucho, una mañana se sintió mal, se fue al hospital y de allí no salió. Al principio los médicos no daban con los dolores que le aquejaban, mientras tanto, la varicela internamente tomaba ventaja y se apoderaba de todos sus órganos. Poco a poco fue perdiendo sus facultades, y la varicela brotó e invadió todo su cuerpo.

Un día celebramos una hora santa por su salud, (yo toqué el órgano y dirigí un momento de oración con unas palabras) y ese mismo día en la noche luego de 10 días de estar enfermo, mi papá emprendió su viaje. Se resistió hasta el último momento, luchó con todas sus fuerzas, no quería dejarnos solos. Horacio estudiaba y trabajaba, Joche estudiaba, Ine inicia con su embarazo y estudiaba y yo estudiaba y trabajaba. Ninguno era profesional.

Para su funeral, dije unas palabras que me salieron de lo más profundo de mi corazón y de nuevo le regalé mi música en la Eucaristía. Fue despedido como una persona demasiado amada por todo el que lo conoció.

Siempre digo que ese fue mi primer antes y después de… en el que sientes que la vida te cambia.

Por un tiempo, cuando la gente preguntaba: ¿De qué murió tan joven y tan de repente? Y le decían que de Varicela; y cuando preguntaban: ¿Dónde se contagió?... y decían que, de mí; no podía evitar sentir culpa… Pero fue ahí donde entendí que las cosas con Dios o sin Dios no son lo mismo con El, el dolor no deforma, sino que transforma, por eso, asumir la muerte de mi papá desde la Fe, me enseñó a comprender, que Dios me uso como puente entre mi padre y El, para que llegara a su encuentro maravilloso.

A partir de este momento, me propuse trabajar más, superarme más, lograr hacer realidad todo lo que soñábamos juntos…

Pero este 1994 se resignificó primero con la espera y por fin en Agosto con la llegada de mi primer sobrino “Juan David”; fue como una luz en medio de la oscuridad y con su vida, la esperanza renació en mi familia.

Este acontecimiento lo sentí así: MI papá subió al cielo y no nos dejó solos, nos mandó a Juanda a la tierra.

Desde ese instante se me concedió, el soñado título de TIA. De las mejores cosas que me han pasado en mi vida.

En el primer año de la muerte de mi papá, su presencia se sintió de muchas formas, nos envió ángeles en el camino, nunca nos dejó solos.

Ahora inicia mi después de… era el momento de crecer y renacer por y para El.

8. AVENTURAS MIL …

Día 8 de 28 para 52 (cuenta regresiva): Aventuras Mil…

El año 1994 me cambió la vida y la dividió en dos. Ahora vienen mis luchas y mil aventuras.

Para este año surgió un grupo que era continuación de otro que me acompañó en mi adolescencia (Pequeños Gigantes, dirigido por Toni Navia, a quien siempre soñé conocer). Ahora tenía otro proyecto llamado OkiDoki, que me acompañaban los sábados y alegraban mis días con sus historias y cantos.

Siempre me han encantado este estilo de programas que dejan un mensaje a la niñez y juventud, sumergido entre sueños, fantasía y realidad.

En 1994 vinieron a un concierto y fui a verlos, pero en el 1995 volvieron y luego de un año enviándoles correspondencia, contándoles mi historia y soñando con conocerlos; estando en pleno concierto me invitaron al hotel con ellos y sin dudarlo, me fui sin poder avisarle a mi mamá (no habían celulares en esos tiempos); la llamé y ella no estaba, le dieron mal la razón, y me buscó de hotel en hotel angustiada, sin saber donde estaba. Aparecí casi a media noche, cuando volví a llamar para que fuera por mi. Cuando la ví le dije: Fui tan feliz y lo disfruté tanto, que ningún regaño podrá borrarme lo que viví.

En 1996, viví algo que doy gracias a Dios por permitirme contarlo porque pude no haber podido hacerlo. Ya había terminado académicamente y necesitaba sustentar la Tesis, me citaron en Sincelejo y me fui un día antes con mi compañera de estudios, Rocío. Decidimos salir en la tarde; cuando el sol no estuviera tan fuerte, porque soy de las que se marea en los viajes por carretera. Recuerdo que veíamos una película de guerra, y de repente, el bus se detuvo en seco y el conductor nos dijo que nos tiráramos al piso. Apagó la Tv y el ruido de metralletas que se escuchaba no eran los de la película, sino los del enfrentamiento que había entre el ejército y la guerrilla. Yo estaba sentada en la primera silla, y Rocío se tiró casi que encima de mi, recuerdo que lloraba pensando en sus hijos. Por un instante pasó en mi mente toda mi vida y pensé cómo le darían la noticia a mi familia. No sé cuanto tiempo estuvimos, quizás fueron pocos minutos, solo sé que de repente se iba alejando el sonido de los tiros, y el ejército le dijo al conductor que podíamos continuar. Miré por la ventana y vi los cuerpos tendidos de algunos soldados… A partir de ese momento reinó el silencio, solo se escuchaban los rezos susurrados y la respiración agitada de los pasajeros, que no descansamos hasta que llegamos. Yo no conté nada a mi familia, hasta el día que nos regresamos. Por mucho tiempo tenía pesadillas con eso y me estremecía cada vez que escuchaba en películas algunos disparos.

Hablando de otras cosas más gratas, después del concierto de los Okidokis en los que me volé con ellos, nació la amistad y compartimos algunos momentos, pues les gustaba pasar vacaciones en Cartagena en casa de Karen Martinez (Hoy esposa de Juanes), quien era amiga de mi infancia en Villa Venecia. Cada vez que venían, salíamos a la playa o a rumbas en discotecas, fueron momentos de mucha vida social, que disfruté.

Ya en el año 1997 se vio por fin el fruto de mi esfuerzo, me gradué de Licenciada en Educación Primaria y Promoción de la Comunidad. Mi grado fue en Bogotá, me fui días antes y me hospedé en casa de Vero Orozco (Okidoki) ella misma me recogió en el aeropuerto, con Caro (okidoki) y Nana (Betty la Fea); en ese viaje surgió mi acercamiento con Toni Navía y se consolidaría una amistad de las que más agradezco en mi vida. Esa vez fui invitada especial al Lanzamiento del último disco del grupo, escribí una parte del libreto y un amigo en común que teníamos (hoy libretista) me acompañó en mi ceremonia de grado.

Ese mismo año regresé en Noviembre y gravé el programa en el que salí en la cafetería y me entrevistaban. Fue mi primera vez en la TV, justo en OkiDoki. Yo soñaba despedirme como ellos lo hacían diciendo: “Quedamos Ok Más allá” y así fue, lo hice.

Por otro lado y en esos mismos tiempos, una amiga de toda la vida de mis papás (Rocio Covo), dirigía un proyecto de Jóvenes Líderes llamado (PJL) y me invitó a darles mi testimonio y hablarles de mi vida. Y como nunca he dicho no a nada, aunque me llene de nervios y adrenalina, me lancé, fui con un montón de hojas escritas y conté lo que hasta el momento había vivido. Fue una experiencia maravillosa, los jóvenes se conectaron conmigo y desde ese instante, no dejé de hablar, empecé a ser invitada a colegios, grupos, parroquias, y sin pensarlo me volví en conferencista.

Seguía escribiendo de todo un poco, y me preparaba para dejar la secretaría del colegio y dar un gran paso, el de ser Maestra. Fue así como en el 1998, empecé a dar clases en 2 y 3 grado, daba Religión y Ética. Fue realmente emocionante. Me hicieron una escalera como en mis tiempos de colegio; porque mis estudiantes escribían de la mitad del cuaderno para abajo porque yo escribía de la mitad del tablero…

En ese 1998, Dios me regaló dos sobrinas: Natalia hija de Joche (abril) y Angie hija de Ine, hermana de Juanda (Diciembre), y con eso termino, porque de las cosas que más disfruto y me hace feliz, es ser tía.

9. PASOS CORTOS PISADAS FIRMES …

Día 9 de 28 hacia los 52…

Desde el año 1995 había empezado a explorar otro campo, la pastoral educativa; al colegio llegaron hermanas que me fueron involucrando en esto y me fue gustando cada vez un poco más.

Llegó el anhelado año 2000, recuerdo que de niña escuchaba decir que ese año se acababa el mundo. Las celebraciones por todo el mundo, fueron hermosas e históricas, porque era el inicio de otro milenio.

En Marzo fui tía por 4 vez de un hermoso niño… Y la familia iba creciendo así:

Ine vivía en Cartagena y tenía a Juanda y Angie; Joche vivía en Pereira y tenía a Nata y ahora a Jose.

Y Horacio estaba de novio, pero aún no se casaba.

Así mismo en este año, llegó el boom del Internet, y encontré en la red la oportunidad de compartir mis letras y conocer mucha gente.

Empecé a buscar personas con Acondroplasia y conocí gente de Argentina, España, Chile, Colombia. Descubrí asociaciones como LPA (EEUU), ALPE (España), ZOE (Argentina) y en Colombia Pequeños Gigantes.

Encontré en el internet el espacio para publicar mis escritos y rápidamente volaron.

Me enfoqué en acompañar a Padres de Familia con niños pequeños y asesorarlos; ya que había muy poca información al respecto.

Fue emocionante que Personas de talla baja, vinieran a Cartagena a conocerme; era el momento en que lo que más anhelábamos era ver a otros con la misma condición y compartir.

Seguí dando conferencias en Colegios y Grupos Parroquiales y Juveniles. También seguía tocando en la Iglesia.

En este año 2000, fue directora de curso por primera vez, tenía 2 grado, usaba el tablero para alcanzar al tablero, era del tamaño de mis niñas de 7 años, era mágico ser maestra y tener la misma estatura; eso me permitía conocer su mundo de niña.

En ese tiempo comprendí que, si quería crecer, solo tenía que subirme a una silla, pero que la silla era mental; y construí mi Conferencia: “¿Cómo crecer? ¡Súbete a la Silla!”, en la cual hablaba que la silla era mental y se fundamentaba en 4 patas: mi relación con Dios, mi relación conmigo misma, mi relación con los demás y mi relación con el entorno.

En el 2002, Dios me regaló una nueva sobrina Stephany, hija de Horacio. Ya tenía 5 hermosos sobrinos y era una tía feliz.

De vez en cuando íbamos a Pereira a visitar a Joche y los niños… Y lo que nunca imaginé, fue ver realizado otro de mis mayores sueños, ir a México a un encuentro de Pastoral Juvenil. De niña veía novelas, series mexicanas, además que crecí entre rancheras y boleros porque es la música favorita de mi mamá y no sólo eso, en mi proceso de superación me enseñaron a amar a la Virgen de Guadalupe y anhelaba ir a la Basílica.

Viaje en el 2003, estaba muy subida de peso, empecé a sentir las molestias que sentíamos las Personas con enanismo, adormecimientos en las piernas, caídas y cansancio.

Ir a México fue lo máximo, disfruté cada día, cada lugar. Ir a la Basílica y presentarle a la Virgen de Guadalupe la bandera de Colombia, fue apoteósico. De los momentos más emocionantes que he vivido.

Para el 2003 también participaba en Conferencias en empresas, y ese año recibí la “Medalla al Valor humano”, en el 2004 recibí una mención como “Mujer Cartagena” en el día de la Mujer. Y también el Club de Leones me dio una Mención por mi Liderazgo.

Todos esos logros me fueron dando a conocer y el Universal sacó mi primer reportaje, el cual leyó toda Cartagena.

En ese tiempo también inicié una sería de programas radiales con la Emisora Minuto de Dios, y seguí apasionándome por el trabajo Pastoral.

Mis reflexiones y escritos se fueron dando a conocer por todos lados y las conferencias las estaban dando en muchas partes, entre ellas en una revista juvenil llamada Primavera.

Esta etapa fue de mucho crecimiento personal, profesional y de aprendizajes; empecé a conocer a mucha gente, entre ellas muchas personas de talla baja. El internet fue una puerta del mundo que se me abrió y me estaba permitiendo llegar a donde menos creía llegar.

Y todavía hay mucho que contar…

10. PASOS CORTOS PISADAS FIRMES …

Día 10 de 28… (Camino a los 52)

El año 2005 inicio con una cirugía de columna. Las personas con acondroplasia somos propensas a padecer comprensión medular, y eso causa adormecimiento y debilidad en piernas y brazos.

Mi cirugía duró 8 horas y un mes de incapacidad, pero salí caminando del hospital y después del mes, estaba como nueva. Así mismo me sometí a una dieta muy estricta y bajé de 68kg a 44 kg (24 kg)… Recuerdo que cuando llegué de nuevo al colegio, les decía a mis niñas que me había sometido a un cambio extremo y que me había operado para crecer, y una niña me dijo: “No quiero que crezcas, que aburrido, no será lo mismo”.

Ese sería mi último año como profesora de primaria, porque para el 2006, me nombraron Coordinadora Pastoral. Fui la primera Pastoralista Laica de la comunidad en Colombia, lo que me hizo muy feliz experimentar la confianza que depositaban en mí. Para eso, me enviaron a Bogotá 10 días a hacer un diplomado en Pastoral Juvenil, que me encantó y me aportó mucho, además que conocí personas maravillas y amigas que serían para siempre.

La experiencia como Pastoralista sería un desafío enorme, era trabajar con jóvenes (siempre había trabajado con niñas de primaria), así que decidí conocer su mundo y acercarme más, lo cual fue demasiado enriquecedor; además seguía con la música tocando en la Iglesia y en el Colegio.

Una anécdota que me pasó por varios años como profesora y en el colegio, era que siempre al inicio de año, había alguna niña nueva que al verme, me tenía miedo. Y cuando eso pasaba, yo trataba al máximo de ganármela poco a poco, y luego de un corto tiempo, terminaban queriéndome demasiado y siendo muy cercanas. El caso más cómico, era el de la niña que cuando me veía, gritaba: “Una muñeca grande que camina, escóndanme”… y lo curioso era que cumplía años el mismo día que yo.

En este tiempo, mis hermanos se habían divorciado y tenían nuevas parejas, lo que me regaló nuevos sobrinos. Para el 2007 nacieron Alejandro de Joche e Iván de Ine, este último español, porque mi hermana se había ido a vivir a España con Juanda y Angie. Para este 2007 también llegó Vicente (Vice) a la familia y se convirtió en mi sobrino; lo que permitió que la familia siguiera creciendo y yo fuera la tía más feliz del mundo, con 8 sobrinos.

En el 2007 tuve mi primer encuentro nacional de personas de talla baja; fue una experiencia maravillosa e inolvidable; nadie imagina lo que sentimos al compartir con amigos a los que puedes ver a los ojos sin levantar la cabeza o bailar con alguien de tu tamaño. Fue emocionante darles mis conferencias y talleres, pero lo más enriquecedor, fue forjar nuevas amistades. Este encuentro tuvo participación internacional de Argentina y España, lo que ayudó a fortalecer lazos.

El año 2007 me regaló otra mención que me dio el Club de Leones, como Mujer Líder. Este año salió otro reportaje en el Universal, esta vez hablando del estigma social que vivimos las personas con enanismo.

Mis letras seguían navegando en internet, llegaban a muchas páginas de todo tipo, médicas, de personas de talla baja, de reflexiones, de poemas… Cree el grupo “Almas Gigantes” al cual la gente se inscribía para recibir mis escritos. Soñaba con publicar mi libro.

Estos fueron tres años intensos de superar la enfermedad, de vivir muchos cambios, de experimentar el crecimiento interior, conocer nuevas amistades, ganarme ahijadas y nuevos sobrinos, viajar y dar mis conferencias, ver mis letras volar, seguir luchando por crecer y transformar miradas…

Momentos difíciles siempre hay, situaciones que se enfrentan, pero de todas ellas se aprende y queda mucho por contar.

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