Sonreír es una necesidad que hace demasiado bien a
quien la recibe y a quien la da.
Hay siempre que sonreír… Sonreír al saludar, sonreír
al caminar, sonreír aún al caer o tropezar; porque sonreír ilumina y sana.
La sonrisa se contagia, es gratis, brota sin forzarla.
La sonrisa no debe ser fingida, siempre hay que buscar
motivos para sonreír desde el alma, aunque se sientan ganas de llorar. Sonreír
es testimonio de fortaleza, sobre todo cuando se sonríe en los momentos de
dificultad.
Si aún no has sonreído, es hora de ejercitar todos
esos músculos que se mueven y relajan cuando sonríes…
No te rías de mí, riéte conmigo. ¡Sonríe!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario