Verlo puede ser más sencillo, si tenemos Fe; pero ¿cómo
se lo mostramos al mundo?
Mostrar a Dios implica vivirlo… Dar testimonio de lo
que vemos y sentimos.
Mostrar a Dios sobre todo a quién más le cuesta
descubrirlo.
Mostrar a Dios cuando se hace más justo y necesario,
en los momentos de oscuridad y desierto, en ese instante en el que muchos no
creen y lo rechazan; aprender y lograr mostrar a Dios es una Misión que se
logra no haciendo nada a la fuerza, sino todo con la fuerza del amor…
Vivir para mostrar a Dios, sin pensarlo ni
programarlo, sino simplemente siendo yo, y hacer todo lo que le agrada,
tratando a los demás como quisiéramos ser tratados.
Mostrar a Dios con los gestos más sencillos y
pequeños, esos tan necesarios y escasos, que, aunque son gratuitos muy pocos los
ofrecen porque desconocen su inmenso valor o porque tienen miedo de sufrir por
y con amor.
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