Soy una mujer colombiana, con acondroplasia, el tipo más común de enanismo que existe. Soy escritora, conferencista motivacional, maestra y músico. En este blog comparto mis reflexiones, escritas para cualquier persona que quiera vivir a la altura de las circunstancias, a la vez que sirve para transformar las miradas de la sociedad, frente a las diferencias y la discapacidad; y así logremos un mundo más equitativo, incluyente, donde predomine el respeto y la dignidad hacia cualquier persona.
sábado, 8 de abril de 2023
LA VERDADERA INCLUSIÓN
Me preguntaron algún día, ¿cuál es la verdadera inclusión? Y luego de mucho pensarlo y dejar tanto discurso y palabrería, respondí aquello que puede ser el ideal de inclusión que soñamos.
La que hace vida las leyes y políticas no como una obligación, sino como un derecho y un deseo de ser justos y empáticos.
La que piensa en todo y en todos a la hora de accesibilidad, y hace que todas las personas se sientan parte de ese lugar en el que está.
La que aprende a mirar las diferencias como una oportunidad de embellecer y enriquecer los ambientes, porque reconoce que cada uno tiene mucho que dar.
La que permite que nos olvidemos de nuestras limitaciones, porque nos concentramos en descubrir y fortalecer nuestras destrezas y capacidades.
La que no necesita un lenguaje especial, sino simplemente tratar a todos como personas.
La que no piensa tanto en como tratar a alguien más, sino que entiende que la mejor manera de hacerlo es tratarlo como quiere ser tratado.
La que mira con curiosidad y admiración, sin morbo ni fantasía. La que no se sobreactúa a la hora de incluir porque sabe que hacerlo es también una manera de discriminar.
La verdadera inclusión nace de la fraternidad, donde no hay tratos menores ni especiales, sino fraternos y equitativos.
La inclusión requiere sensibilización, no para despertar lástima, sino para ser empáticos y así como buscamos satisfacer nuestras necesidades, podamos tener presentes las necesidades del otro, lo que nos lleva a pensar no en mi, ni en ti, sino en nosotros.
¿Y cómo se logra eso? Desde siempre, empezando en el hogar, cuando los padres se dan cuenta que cada hijo tiene necesidades únicas y piensa en todos, reconociendo que ninguno es menos o más que otro, y continuando eso mismo en la escuela, y se prepara para saber brindar una educación que de respuesta a cada uno y aprenda lo que necesita, sin sentirse menos o más si aprende de otro modo.
La inclusión no habla solo de capacidades, sino también de creencias, culturas, pensamientos y apariencias; porque la sociedad rechaza todo lo que rompe sus moldes impuestos y condiciona para ser parte de ella.
Por tanto, incluir es abrir mentes, miradas, corazones, brazos para acoger y respetar a todos y no pretender que se ajusten a lo que consideramos normal o verdadero.
Podría decir mucho más de lo que entiendo por inclusión, pero más que palabras es vida, coherencia, respeto y equidad, trato como quiero ser tratado y comprende que nuestras diferencias tienen todas el mismo valor. Así de sencillo como de complicado en un mundo de jerarquías y condiciones.
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