domingo, 19 de marzo de 2023

LAS RAREZAS...

De repente me di cuenta de todas mis rarezas, de aquellas que no me hacen menos ni más, sólo única. Algunas están dibujadas en mi cuerpo y figura, porque el mundo en el que habito crea moldes y modelos para que tratemos de encajar en ellos y en el afán de hacerlo, nos deformemos.
Pero soy inspiración de un Dios que ama las rarezas y se recrea soñando y dándole vida a muchas de ellas…

Aprendí a sentirme libre, el día que dejé de soñar por crecer por fuera, para aprender a crecer por dentro; más aún el día que me di cuenta que podía reírme de todo y hasta de mí, no porque me burlara, sino porque superaba mis tropiezos, metidas de pata y fracasos que no me hicieron rendir.
Desde entonces sonrío siempre y me rio de todo, y disfruto cada una de mis rarezas; desde mis gustos, mi manera de caminar, la forma como hago realidad mis sueños, pero sobre todo mi enorme deseo que los demás sientan el amor de Dios, como lo siento yo…

Disfruto ser rara en este mundo tan común, trato de no hacer lo que todo el mundo hace, ni dejar de hacer aquellas cosas que me dicen que no haga porque me hacen ver rara, pero que en realidad me hacen feliz, no me dañan ni dañan a nadie. Pero este mundo tan poco original, prefiere no soñar, renunciar, sentirse vacío y perder el sentido, porque es lo que muchos hacen y se dejan contagiar.
Puede ser paradójico, pero mis rarezas físicas, le dieron vida a todas las demás rarezas que me caracterizan, porque ser bajita, hizo eterna mi niña; tener una discapacidad, me enseñó a ingeniármelas y no rendirme, las desventajas se me transformaron en ventajas, cuando no pretendí cambiarlas, sino usarlas para lograr lo que quiero y sueño.
 
Parece loco, pero cada vez que descubro algo raro en mi, lo agradezco, y comprendo que es lo que me da identidad y me hace única, en este mundo tan común; pero lo mejor de todo, es que Dios me ha enseñado a ver con sus ojos y descubrir y valorar las rarezas de otros, sin juzgar, ni pretender cambiarlas, simplemente valorar y disfrutarlas porque me enseñan algo y me hacen admirarlo como creatura suya.
 
Con mi vivir he aprendido que, en este mundo tan igual, existe una creación hermosa que sorprende con sus rarezas y me enseña que nuestras diferencias tienen el mismo valor, por eso amo lo diverso y disfruto ser tan rara en este mundo y esta sociedad tan común.



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