Una de las muchas enseñanzas que nos ha dejado la cuarentena y el Covid, es que “No podemos seguir viviendo como antes”; acumulando, siendo compradores compulsivos, viviendo de ilusiones y quejándonos. La pandemia nos ha enseñado a valorar y cuidar lo esencial, lo básico, porque es lo que necesitamos para vivir; también a comprar y adquirir lo necesario, porque, ¿Qué sucedió por un tiempo con los autos, los vestidos elegantes, las joyas y demás? Quedaron guardados, sin uso. Y, ¿Qué pasó con los planes, los viajes, las celebraciones? Se redujeron a virtuales, algunos eventos se aplazaron, otros se cancelaron; y decidimos vivir el día a día.
¿Sí estamos sintiendo diferente este año? Algunos dirán que si, porque han sido arriesgado e inconscientes, tratando de vivir como si el virus no existiera, saliendo a divertirse, sin cuidarse, lanzándose a la calle a enfermarse o enfermar a los que ama. Y vemos que las noticias no cambian, más casos, más muertos, más sitios cerrados, más accidentes, más violencia, más de lo mismo. Y nos decepcionamos del nuevo año, al que le pedimos “Año 2021, sorpréndeme”; pero si seguimos así, no nos va a extrañar que no haya sorpresas, sino más de lo mismo y que si acaso surge al nuevo, no será bueno; porque no estamos haciendo nada para que este año sea distinto.
Estamos haciendo lo mismo, la misma rutina, las mismas palabras, todo lo que ya se nos hizo costumbre, aunque las circunstancias sean distintas. Y si acaso cambiamos un poco nuestro proceder en la pandemia, estamos tratando de recuperar lo que decimos que perdimos, volviendo a hacer todo aquello que hacíamos cuando no existía el virus, pero que hoy en día es muy arriesgado, porque el virus existe, está presente y cada vez más se nos acerca.
¿Cómo van tus proyectos para el 2021? ¿Los escribiste? ¿Hiciste un plan de vida? ¿O simplemente estás viviendo igual como hace 10 días?, si es así, entonces obtendrás los mismos resultados y si algo cambia es porque así lo quiso el destino.
¿Cómo van tus relaciones personales? ¿Acaso viven los mismos conflictos, las mismas discusiones, los mismos ritos? De ser así, si las cosas van bien, pueden caer en la rutina y si iban mal, no te sorprendas, si todo se termina.
Y al final, no lancemos quejas al cielo, cuestionando el porqué nos pasa lo mismo y, vivimos lo mismo; porque la respuesta es clara; estamos haciendo, sintiendo y diciendo lo mismo, por tanto, nada puede cambiar, a no ser que el destino intervenga y nos mueva un poco el piso. Eso vino a hacer la Pandemia, a desacomodarnos, a derrumbar lo que estaba mal erigido, a acabar con lo que estaba a punto de terminar, pero que daba vueltas sin rumbo.
Traza las metas y un plan, en el que cada paso que des, sea distinto a lo que venias diciendo y haciendo; los cambios son muy difíciles pero necesarios; y si quieres cosas diferentes para tu vida, deja de hacer lo mismo, muévete, suéltate, desprende… Empieza ¡Ahora!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario