Soy una mujer colombiana, con acondroplasia, el tipo más común de enanismo que existe. Soy escritora, conferencista motivacional, maestra y músico. En este blog comparto mis reflexiones, escritas para cualquier persona que quiera vivir a la altura de las circunstancias, a la vez que sirve para transformar las miradas de la sociedad, frente a las diferencias y la discapacidad; y así logremos un mundo más equitativo, incluyente, donde predomine el respeto y la dignidad hacia cualquier persona.
domingo, 24 de enero de 2021
sábado, 23 de enero de 2021
jueves, 14 de enero de 2021
NO SE PREOCUPE, OCÚPESE...
El mayor estrés que se genera en los seres humanos es porque vivimos más preocupados y menos ocupados. Muchos quizás dirán que es una blasfemia o contradicción lo que digo, pero acá les dejo mi reflexión.
No se preocupe tanto por el qué dirán; ocúpese por vivir su vida, sin hablar del otro ni estar pendiente de lo que dicen o hacen los demás. No se preocupe ni gaste tanto tiempo criticando el gobierno; ocúpese en ser de los que no echan basura al piso, no le roban ni engañan a nadie, respetan las señales de tránsito, también su turno y los parqueaderos; no busca rosca ni palanca para obtener algo, sino que hace los trámites como deben ser. Sea una de esas personas que cuida y ama su ciudad y lo demuestra siendo un buen ciudadano, con todo lo que implica serlo; y cuando sea el momento de elegir un buen líder, sea honesto y vote a conciencia, no dejen que otros le compren el voto, ni sea de los indiferentes que prefieren fingir demencia.
No se preocupe, ni señale tanto a los que son ignorantes ante la realidad de la pandemia; tampoco ignore lo que sucede, más bien, ocúpese por cuidarse y cuidar a los que ama, no salir a nada que no sea trabajo o comprar lo necesario; tenga en cuenta el protocolo de seguridad, use tapabocas como debe ser, lávese bien las manos, mantenga distanciamiento social, haga caso.
No se preocupe por todo lo que sale en las redes sociales, no sea de los que quiere imitar la buena vida que otros publican, ni de los que se preocupan por todas las noticias y opiniones que escucha y lee. Ocúpese más bien en no jugar al teléfono roto y seguir propagando informaciones que no le consta que sean ciertas; no sea alarmista, ni amarillista, ni tampoco de los que se creen tan inmortales que nada de lo de afuera les llega. Ocúpese por informarse bien, ser objetivo, observar y escuchar con atención y decidir callar, cuando lo que diga pueda sembrar pánico, duda, odio o desunión.
No se preocupe por intentar agradar a los demás o por saber que piensan de usted; ocúpese por conocerse mejor; aceptar sus fortalezas y debilidades, ser capaz de verse al espejo y decir: Gracias Dios por imaginarme y crearme tal y como soy.
No se preocupe por los errores y caídas del otro, no sea de los que estén atentos a cuando tropiezan los demás, para señalar su error; más bien, concéntrese en su propio camino, en los pasos que da, en las decisiones que debe tomar, en aquellas cosas que dice y sobre todo en las que se debe callar.
No se preocupe por el futuro, por querer adivinarlo; no se llene de miedo luego de todo lo que ha pasado; ocúpese más bien por vivir el hoy intensamente, aprendiendo de todo lo que vive, sin dejar de soñar con la mirada en el cielo y los pies en la tierra; valore, cuide y disfrute lo que tiene; es mejor que viva con gratitud el ahora, para que en el mañana no le queden culpas ni lamentos.
No se preocupe ni se lleno de miedo por los seres amados; ocúpese por cuidarse y por cuidarlos; por valorarlos y hacerles sentir cuánto los ama. Mientras haya un presente, hay una oportunidad que se nos regala; no la desperdiciemos preocupados, quejándonos o aplazando para mañana lo que podemos hacer hoy. Ocupémonos por vivir cada día intensamente y aprovechar lo que se nos da; por agradecer el día que tenemos, por hacer bien las cosas que debemos hacer y si es posible, hacer un poquito más de lo que nos toca; para que más adelante no nos preocupemos, sino que sintamos que en su momento nos ocupamos de todo aquello que nos preocupaba e hicimos lo que debíamos hacer, por eso hoy vivimos en Paz. (Instagram Kary Rojas 1528)
No se preocupe, ni señale tanto a los que son ignorantes ante la realidad de la pandemia; tampoco ignore lo que sucede, más bien, ocúpese por cuidarse y cuidar a los que ama, no salir a nada que no sea trabajo o comprar lo necesario; tenga en cuenta el protocolo de seguridad, use tapabocas como debe ser, lávese bien las manos, mantenga distanciamiento social, haga caso.
No se preocupe por todo lo que sale en las redes sociales, no sea de los que quiere imitar la buena vida que otros publican, ni de los que se preocupan por todas las noticias y opiniones que escucha y lee. Ocúpese más bien en no jugar al teléfono roto y seguir propagando informaciones que no le consta que sean ciertas; no sea alarmista, ni amarillista, ni tampoco de los que se creen tan inmortales que nada de lo de afuera les llega. Ocúpese por informarse bien, ser objetivo, observar y escuchar con atención y decidir callar, cuando lo que diga pueda sembrar pánico, duda, odio o desunión.
No se preocupe por intentar agradar a los demás o por saber que piensan de usted; ocúpese por conocerse mejor; aceptar sus fortalezas y debilidades, ser capaz de verse al espejo y decir: Gracias Dios por imaginarme y crearme tal y como soy.
No se preocupe por los errores y caídas del otro, no sea de los que estén atentos a cuando tropiezan los demás, para señalar su error; más bien, concéntrese en su propio camino, en los pasos que da, en las decisiones que debe tomar, en aquellas cosas que dice y sobre todo en las que se debe callar.
No se preocupe por el futuro, por querer adivinarlo; no se llene de miedo luego de todo lo que ha pasado; ocúpese más bien por vivir el hoy intensamente, aprendiendo de todo lo que vive, sin dejar de soñar con la mirada en el cielo y los pies en la tierra; valore, cuide y disfrute lo que tiene; es mejor que viva con gratitud el ahora, para que en el mañana no le queden culpas ni lamentos.
No se preocupe ni se lleno de miedo por los seres amados; ocúpese por cuidarse y por cuidarlos; por valorarlos y hacerles sentir cuánto los ama. Mientras haya un presente, hay una oportunidad que se nos regala; no la desperdiciemos preocupados, quejándonos o aplazando para mañana lo que podemos hacer hoy. Ocupémonos por vivir cada día intensamente y aprovechar lo que se nos da; por agradecer el día que tenemos, por hacer bien las cosas que debemos hacer y si es posible, hacer un poquito más de lo que nos toca; para que más adelante no nos preocupemos, sino que sintamos que en su momento nos ocupamos de todo aquello que nos preocupaba e hicimos lo que debíamos hacer, por eso hoy vivimos en Paz. (Instagram Kary Rojas 1528)
domingo, 10 de enero de 2021
EL DIA EN QUE CARTAGENA, ORÓ Y LLORÓ…
Nunca había visto tan unida a mi querida Cartagena, como el día en que se supo que el Padre Edwing y su mamá estaban enfermos y hospitalizados con Covid. En realidad, no imaginé a cuántas personas había tocado el testimonio y la misión de este Servidor de Cristo. Las redes sociales se inundaron con cadenas de oración, y su parroquia, congregó a todos aquellos que le conocían, a hacer vigilias de oración por él y por la salud de todos los enfermos. Puedo decir que fueron los días en los que mi ciudad unida, oró.
Sólo quien se ha dejado usar dócilmente por Dios, es capaz de llevar el Evangelio sin darse cuenta, porque lo hace parte de su vida; sus Palabras se conjugan con las de Cristo, se hace discípulo y misionero de su amor, llevando por donde va ese fuego que se va encendiendo en el corazón de quienes lo escucharon, lo vieron y le conocieron.
Cuando el Covid llegó al Padre Edwing y su mamá, muchos que quizás pensaron en su momento que la pandemia era puro cuento o que solo le daba a algunos, comprendieron la magnitud de este virus, que fue capaz de hacernos testigos de una experiencia de viacrucis con distintas situaciones que como si fueran estaciones, en las que vimos partir primero a su madre y nos esperanzamos con algunas señales de recuperación; fueron llevándonos en un proceso de conversión, en la que se congregó cada vez más a muchos en oración, no sólo por su salud, sino por la de todos los enfermos, y no sólo por el eterno descanso de su mamá, sino de todos los que han partido; y así como las mujeres del evangelio y como Juan el discípulo amado, acompañamos orando al Padre, hasta su muerte el día 9 de Enero, en la cuál Cartagena lloró y anunció con gratitud y esperanza, que este apóstol amado de Jesús, había partido a la Patria Celestial, al encuentro no solo de su madre, sino a los brazos amorosos de Aquel a quien con su vida anunció y amó; y su testimonio había logrado llenar de inmensa gratitud, a quienes experimentamos por Fe, la certeza de su gloriosa resurrección.
La vida, obra y muerte del Padre Edwing, me ha ayudado a entender la santidad. Los santos no son personas extraordinarias y perfectas que hacen cosas grandes y poderosas; los santos son aquellas personas tan ordinarias y humildes, que desde lo más pequeño y los gestos más sencillos, logran amar como Jesús, de manera extraordinaria; lo hacen sin darse cuenta, si gritarlo o publicarlo; pero tocan de tal modo la vida de las personas que le conocen o que le escuchan, que construyen familia y comunidad, y esparcen semillas en muchos corazones, que germinan con el tiempo y la distancia, y cuando se van, queda para siempre escrito lo vivido y lo aprendido; de esta manera su legado nunca muere, fueron santos y nunca lo supieron, somos nosotros los que como los discípulos de Emaús, nos preguntamos: “No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba del Amor de Dios y del Evangelio?” “Lo reconocimos al Partir el Pan, a ejemplo de Cristo Redentor”.
Hoy, para los que le conocieron, lo escucharon o compartieron con él, algún momento; su muerte no ha dejado tristeza, sino esperanza; no se sienten solos, porque se han fortalecido y unidos como Comunidad; no se sienten vacíos ni perdidos, porque les ha quedado encendida esa llama que se sigue esparciendo; su legado permanece vivo y muchos continúan orando en memoria suya, por todos aquellos que están luchando por ganarle la batalla a este virus, que nos ha enseñado a ser agradecidos, a cuidarnos y cuidar a los que amamos; a valorar los gestos y las cosas más sencillas y pequeñas, que son las que marcan la diferencia. Y con la vida, enfermedad y muerte del Padre Edwing, muchos volvieron su mirada a Cristo; y Cartagena entera se unió, oró y lloró; nos sentimos todos hermanos, ovejas de un mismo Pastor. ¡Gracias Jesús por la Vida del Padre Edwing!
miércoles, 6 de enero de 2021
SI QUIERES UN AÑO DIFERENTE, NO HAGAS LO MISMO...
Ya iniciamos el año y en un abrir y cerrar de ojos se terminó la Navidad, estamos viviendo el 2021, y aún guardamos secuelas y estragos que nos dejaron el 2020, y sobre todo ese miedo a soñar, a planear, a continuar.
Una de las muchas enseñanzas que nos ha dejado la cuarentena y el Covid, es que “No podemos seguir viviendo como antes”; acumulando, siendo compradores compulsivos, viviendo de ilusiones y quejándonos. La pandemia nos ha enseñado a valorar y cuidar lo esencial, lo básico, porque es lo que necesitamos para vivir; también a comprar y adquirir lo necesario, porque, ¿Qué sucedió por un tiempo con los autos, los vestidos elegantes, las joyas y demás? Quedaron guardados, sin uso. Y, ¿Qué pasó con los planes, los viajes, las celebraciones? Se redujeron a virtuales, algunos eventos se aplazaron, otros se cancelaron; y decidimos vivir el día a día.
¿Sí estamos sintiendo diferente este año? Algunos dirán que si, porque han sido arriesgado e inconscientes, tratando de vivir como si el virus no existiera, saliendo a divertirse, sin cuidarse, lanzándose a la calle a enfermarse o enfermar a los que ama. Y vemos que las noticias no cambian, más casos, más muertos, más sitios cerrados, más accidentes, más violencia, más de lo mismo. Y nos decepcionamos del nuevo año, al que le pedimos “Año 2021, sorpréndeme”; pero si seguimos así, no nos va a extrañar que no haya sorpresas, sino más de lo mismo y que si acaso surge al nuevo, no será bueno; porque no estamos haciendo nada para que este año sea distinto.
Estamos haciendo lo mismo, la misma rutina, las mismas palabras, todo lo que ya se nos hizo costumbre, aunque las circunstancias sean distintas. Y si acaso cambiamos un poco nuestro proceder en la pandemia, estamos tratando de recuperar lo que decimos que perdimos, volviendo a hacer todo aquello que hacíamos cuando no existía el virus, pero que hoy en día es muy arriesgado, porque el virus existe, está presente y cada vez más se nos acerca.
¿Cómo van tus proyectos para el 2021? ¿Los escribiste? ¿Hiciste un plan de vida? ¿O simplemente estás viviendo igual como hace 10 días?, si es así, entonces obtendrás los mismos resultados y si algo cambia es porque así lo quiso el destino.
¿Cómo van tus relaciones personales? ¿Acaso viven los mismos conflictos, las mismas discusiones, los mismos ritos? De ser así, si las cosas van bien, pueden caer en la rutina y si iban mal, no te sorprendas, si todo se termina.
Y al final, no lancemos quejas al cielo, cuestionando el porqué nos pasa lo mismo y, vivimos lo mismo; porque la respuesta es clara; estamos haciendo, sintiendo y diciendo lo mismo, por tanto, nada puede cambiar, a no ser que el destino intervenga y nos mueva un poco el piso. Eso vino a hacer la Pandemia, a desacomodarnos, a derrumbar lo que estaba mal erigido, a acabar con lo que estaba a punto de terminar, pero que daba vueltas sin rumbo.
Traza las metas y un plan, en el que cada paso que des, sea distinto a lo que venias diciendo y haciendo; los cambios son muy difíciles pero necesarios; y si quieres cosas diferentes para tu vida, deja de hacer lo mismo, muévete, suéltate, desprende… Empieza ¡Ahora!
Una de las muchas enseñanzas que nos ha dejado la cuarentena y el Covid, es que “No podemos seguir viviendo como antes”; acumulando, siendo compradores compulsivos, viviendo de ilusiones y quejándonos. La pandemia nos ha enseñado a valorar y cuidar lo esencial, lo básico, porque es lo que necesitamos para vivir; también a comprar y adquirir lo necesario, porque, ¿Qué sucedió por un tiempo con los autos, los vestidos elegantes, las joyas y demás? Quedaron guardados, sin uso. Y, ¿Qué pasó con los planes, los viajes, las celebraciones? Se redujeron a virtuales, algunos eventos se aplazaron, otros se cancelaron; y decidimos vivir el día a día.
¿Sí estamos sintiendo diferente este año? Algunos dirán que si, porque han sido arriesgado e inconscientes, tratando de vivir como si el virus no existiera, saliendo a divertirse, sin cuidarse, lanzándose a la calle a enfermarse o enfermar a los que ama. Y vemos que las noticias no cambian, más casos, más muertos, más sitios cerrados, más accidentes, más violencia, más de lo mismo. Y nos decepcionamos del nuevo año, al que le pedimos “Año 2021, sorpréndeme”; pero si seguimos así, no nos va a extrañar que no haya sorpresas, sino más de lo mismo y que si acaso surge al nuevo, no será bueno; porque no estamos haciendo nada para que este año sea distinto.
Estamos haciendo lo mismo, la misma rutina, las mismas palabras, todo lo que ya se nos hizo costumbre, aunque las circunstancias sean distintas. Y si acaso cambiamos un poco nuestro proceder en la pandemia, estamos tratando de recuperar lo que decimos que perdimos, volviendo a hacer todo aquello que hacíamos cuando no existía el virus, pero que hoy en día es muy arriesgado, porque el virus existe, está presente y cada vez más se nos acerca.
¿Cómo van tus proyectos para el 2021? ¿Los escribiste? ¿Hiciste un plan de vida? ¿O simplemente estás viviendo igual como hace 10 días?, si es así, entonces obtendrás los mismos resultados y si algo cambia es porque así lo quiso el destino.
¿Cómo van tus relaciones personales? ¿Acaso viven los mismos conflictos, las mismas discusiones, los mismos ritos? De ser así, si las cosas van bien, pueden caer en la rutina y si iban mal, no te sorprendas, si todo se termina.
Y al final, no lancemos quejas al cielo, cuestionando el porqué nos pasa lo mismo y, vivimos lo mismo; porque la respuesta es clara; estamos haciendo, sintiendo y diciendo lo mismo, por tanto, nada puede cambiar, a no ser que el destino intervenga y nos mueva un poco el piso. Eso vino a hacer la Pandemia, a desacomodarnos, a derrumbar lo que estaba mal erigido, a acabar con lo que estaba a punto de terminar, pero que daba vueltas sin rumbo.
Traza las metas y un plan, en el que cada paso que des, sea distinto a lo que venias diciendo y haciendo; los cambios son muy difíciles pero necesarios; y si quieres cosas diferentes para tu vida, deja de hacer lo mismo, muévete, suéltate, desprende… Empieza ¡Ahora!
viernes, 1 de enero de 2021
CARTA DE DESPEDIDA AL 2020
Querido 2020, desde el comienzo quisiste hacerte notar y nos mostraste realidades que en medio de la rutina preferíamos olvidar.
Nos mostraste los gritos de la naturaleza, que sufre porque la hemos explotado y ante nuestros ojos se muere y se quema; nos recordaste las injusticias y la falta de Dios y de amor que hay…
Nos demostraste que aunque muchos quieren sentirse poderosos y grandes, un virus microscópico, nos atemorizó y nos hizo escondernos de todo lo demás.
Y por un tiempo la tierra respiró, y por unos días no supimos que hacer con el tiempo y decidimos compartirlo con los que están más cerca porque la mayoría de las veces, para ellos no teníamos tiempo.
Nos enseñaste que la diferencia de lo que tiene valor y lo costoso; y así un elegante vestido no era tan necesario, como una ropa cómoda para el diario.
Nos enseñaste a extrañar a la familia y a los amigos, y a todo aquello de lo cual muchas veces nos quejamos, como la escuela y el trabajo.
Quisiste que aprendiéramos a mirar de adentro hacia afuera y a valorar las cosas más sencillas y pequeñas.
Quisiste enseñarnos que amar es cuidar y cuidarnos, y que teníamos muchas ideas y talentos que antes no habíamos descubierto y mucho menos aprovechado.
Y aún así, muchos creyeron que eras malo, que viniste a destruir y castigarnos. Pero en realidad, lo que quisiste fue hacernos mejores personas, fortalecer nuestra Fe, ser más agradecidos con todo lo que se nos ha dado y con las personas que nos han cuidado.
Y de repente, muchos quisieron recuperar lo que habían perdido, y como un alumno que no aprende la lección, prefirieron desafiarte e ignorar el pequeño virus que nos ha traído tantas muertes. Algunos lo niegan, otros se creen más fuertes, otros le temen demasiado y hay algunos indiferentes.
2020, para mi no fuiste tan malo, me diste la oportunidad de crear y alcanzar metas, me has enseñado a madurar, fortaleciste mi Fe y sobre todo, me enseñaste a valorar lo que tengo y a cuidar a los que amo.
Me hiciste una mujer agradecida y ahora todo lo agradezco, desde el vaso de agua que tomo o la comida que ceno, desde el abrir mis ojos en la mañana y poder descansar en la noche, bajo un techo.
Adios 2020… Nunca olvidaré todo lo que aprendí y descubrí… Gracias por las personas nuevas que me regalaste y por permitirme continuar con las que tanto amo. Me despido agradecida por todo lo que me has enseñado… Ahora es el momento de recibir el 2021 y vivirlo con todo lo que me has dejado…
Nos mostraste los gritos de la naturaleza, que sufre porque la hemos explotado y ante nuestros ojos se muere y se quema; nos recordaste las injusticias y la falta de Dios y de amor que hay…
Nos demostraste que aunque muchos quieren sentirse poderosos y grandes, un virus microscópico, nos atemorizó y nos hizo escondernos de todo lo demás.
Y por un tiempo la tierra respiró, y por unos días no supimos que hacer con el tiempo y decidimos compartirlo con los que están más cerca porque la mayoría de las veces, para ellos no teníamos tiempo.
Nos enseñaste que la diferencia de lo que tiene valor y lo costoso; y así un elegante vestido no era tan necesario, como una ropa cómoda para el diario.
Nos enseñaste a extrañar a la familia y a los amigos, y a todo aquello de lo cual muchas veces nos quejamos, como la escuela y el trabajo.
Quisiste que aprendiéramos a mirar de adentro hacia afuera y a valorar las cosas más sencillas y pequeñas.
Quisiste enseñarnos que amar es cuidar y cuidarnos, y que teníamos muchas ideas y talentos que antes no habíamos descubierto y mucho menos aprovechado.
Y aún así, muchos creyeron que eras malo, que viniste a destruir y castigarnos. Pero en realidad, lo que quisiste fue hacernos mejores personas, fortalecer nuestra Fe, ser más agradecidos con todo lo que se nos ha dado y con las personas que nos han cuidado.
Y de repente, muchos quisieron recuperar lo que habían perdido, y como un alumno que no aprende la lección, prefirieron desafiarte e ignorar el pequeño virus que nos ha traído tantas muertes. Algunos lo niegan, otros se creen más fuertes, otros le temen demasiado y hay algunos indiferentes.
2020, para mi no fuiste tan malo, me diste la oportunidad de crear y alcanzar metas, me has enseñado a madurar, fortaleciste mi Fe y sobre todo, me enseñaste a valorar lo que tengo y a cuidar a los que amo.
Me hiciste una mujer agradecida y ahora todo lo agradezco, desde el vaso de agua que tomo o la comida que ceno, desde el abrir mis ojos en la mañana y poder descansar en la noche, bajo un techo.
Adios 2020… Nunca olvidaré todo lo que aprendí y descubrí… Gracias por las personas nuevas que me regalaste y por permitirme continuar con las que tanto amo. Me despido agradecida por todo lo que me has enseñado… Ahora es el momento de recibir el 2021 y vivirlo con todo lo que me has dejado…
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