Extraño las canciones de antes, que contaban historias de amor, esas que se podían dedicar y cantar, expresando los más lindos sentimientos que hay en el corazón…
Extraño las canciones que escuché en mi niñez, las que alimentaban mis sueños e inocencia, las que me hacían creer que todo es posible y que el mundo es bello, las que alimentaban mi niña interior…
Extraño las canciones que valía la pena cantar a todo pulmón, sabiendo que las letras que repetíamos hablaban de los sentimientos más puros y verdaderos, o de cuentos fantásticos que daban rienda a mi imaginación…
Extraño aún aquellas canciones con las que expresábamos el dolor y el desamor, las que servían para desahogarse, las que limpiaban el corazón…
Hoy escucho a los niños que apenas están aprendiendo a hablar, repetir letras inundadas de sexo y descontrol, esas que los invitan a perrear, sin saber que significa…
Hoy desde temprano, lo que piden escuchar o lo que les enseñamos son canciones que cuentan historias de infidelidad, de falta de compromiso, de libertinaje y relaciones íntimas sin amor, en las que todo se vale, porque estamos en los tiempos en los que todo es normal.
Eso cantan y bailan, eso gritan a pulmón, eso repiten a toda hora y eso mismo quieren hacer desde muy temprana edad, porque ya ni en la música, ni en el cine, ni en la televisión, hay censura ni control.
Estos niños que en su mayoría crecen en hogares disfuncionales o cuidados por empleados o por nadie, se llenan su mente de lo que cantan, ven y escuchan; y desde pequeños dejan de creer y confiar, en los sueños y aún en los demás… Porque para ellos en el mundo se vive lo que cantan y lo que ven, y necesitan encajar en la sociedad, por tanto hacen, repiten, compran y siguen lo que la sociedad les vende y exige.
Extraño las canciones de antes, esas que todavía escucho y me inspiran, esas que mantienen viva mi niña, esas que ya hoy no se escuchan en las radios, esas que ya casi no hay nuevas…
Extraño como se vivía la niñez antes, mas desconectados y más activos; más felices y expresivos, más niños inocentes, fabricando sueños e historias que más adelante cuentan y recuerdan con alegría y nostalgia.
Espero que algún día los niños de hoy, tengan lo que tuvimos los niños de antes…
Soy una mujer colombiana, con acondroplasia, el tipo más común de enanismo que existe. Soy escritora, conferencista motivacional, maestra y músico. En este blog comparto mis reflexiones, escritas para cualquier persona que quiera vivir a la altura de las circunstancias, a la vez que sirve para transformar las miradas de la sociedad, frente a las diferencias y la discapacidad; y así logremos un mundo más equitativo, incluyente, donde predomine el respeto y la dignidad hacia cualquier persona.
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