Hay quienes se
preguntarán: De qué tamaño es todo lo que veo?
Y sí, cuando uno
es pequeño ve todo grande y en alto; pero esa es una de mis mayores fortalezas
para lograr alcanzar lo que anhelo y para aumentar mi grandeza sin sentirme
grande por ello...
Veo grandes mis
sueños, de hecho sino sueñas en grande, lo que tienes no son sueños sino metas
más fáciles y a corto plazo. Lo mejor de soñar con lo que la sociedad te coloca
más alto, es que debo hacer crecer mis propósitos y dar lo mejor de mí en todo
lo que hago, esa es una manera de ejercitarme y alimentarme, para que mis
fuerzas aumenten y mis pasos aunque sean cortos, se dan con pisadas firmes.
Veo grandes los
obstáculos, pero no para intentar rendirme por eso; sino para sobre exigirme y
no hacer sólo lo que me toca, sino dar una cuota extra de mi esfuerzo, lo que
me permite ir más allá de lo que me he propuesto. Confieso que a veces los
obstáculos grandes, me dan miedo; pero he aprendido que los miedos son
monstruos internos que uno mismo inventa y si los venzo, cada vez mis miedos
serán más pequeños.
Veo grande a las
personas, pero no para sentirme ni más ni menos que ellas, sino para
valorarlas, respetarlas y lograr sacar lo mejor de todos los que en el camino
encuentro. Cuando la humanidad rompe los paradigmas que imponen las
apariencias, logran bajar la mirada y aprenden a disfrutar de las cosas más
sencillas y pequeñas. Y en ese intercambio de experiencias, emociones y
sentimientos, yo busco aprender y a sacar lo mejor de todo eso.
Veo grande tantas
cosas, que conservo viva y renovada mi capacidad de asombro, sé disfrutar de
todo, no me cohibo de reírme, de sentirme libre, de soñar y fantasear un
poco... Esa es una enorme vitamina para el alma, es la magia que quizás tienen
aquellas personas que están en paz con el niño que tienen dentro, las que se
despojan de condicionamientos y complejos, las que aprenden a ver todo grande
sin sentirse menos ante eso.
Y luego, soy
capaz de verme en el espejo y me pregunto, de qué tamaño soy? Soy del tamaño de
lo que veo y como lo enfrento, soy del tamaño de mis sueños y de mis ganas de
hacerlos realidad; soy del tamaño de mi Fe porque es mi escalera para llegar al
cielo, soy del tamaño de mi sonrisa y la profundidad de mi alma, soy del tamaño
de mis batallas porque el estar aquí es prueba de que las he vencido y no me he
rendido. Y cuando intento medirme tomando como referencia todo eso, descubro
que no me siento grande, sino que experimento una inmensa grandeza por dentro y
eso no me hace sentirme superior o inferior, simplemente me permite entender
que veo todo grande, pero estoy a la
altura de las circunstancias y quizás no tengo las medidas que muchos esperan,
pero de algo estoy segura, es que sí sé dar la talla y eso es lo que en
realidad me importa.
Desde abajo se ve
más la grandeza del cielo...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario