Y si me dijeran,
háblame de la Acondroplasia, que diría?
A manera personal
puedo decirte tantas cosas que son parte de mi vivir, de mi relación con ella.
Tal vez la ciencia y las experiencias de otros la definan de otra manera...
No la siento una
enfermedad como muchos lo creen, no me siento enferma, no tomo medicamentos por
tener acondroplasia, no tengo síntomas por ello.
Es una condición,
que no me condiciona, ni que me define, solo que expresa una de las
características físicas que tengo.
Es una escuela de
la que he aprendido tanto, es un mito
que he roto en mi familia y en los espacios donde me muevo, donde las palabras
enano, bajito, peque y demás ya pueden decirse sin cohibiciones ni miedo,
porque no las tomo a manera personal y no existe ningún problema con ellas, son
solo términos que no me definen y que si las escucho no las siento como
amenaza, pues tomo siempre lo que me hace bien y desecho lo que me daña.
La Acondroplasia
me ha quitado muchas cosas, la superficialidad, porque no me fijo ni vivo de
apariencias; me quitó la comodidad, puesto que me esfuerzo un poco más para
hacer las mismas cosas que hacen todos y
eso se convierte en mi mayor fortaleza. Me quitó el conformismo, pues no me
gusta sentirme estancada ni en medio de la rutina; me quitó la monotonía de la
vida, porque busco siempre todo aquello que marque la diferencia.
La sociedad
quizás no sabe nada de la acondroplasia, muchas veces me mira porque siente
curiosidad, hay miradas morbosas no solo hacia los bajitos sino ante todo lo
que no entiendan; he aprendido que quien discrimina tiene un gran complejo de
inferioridad y su manera de sentirse grande y con poder es haciendo sentir
menos a otros o rechazándolos por lo que sea. Así que si alguien me mira de ese
modo, siento yo más pena y lástima por el o ella.
La acondroplasia
me ha dado tanto, mucha capacidad de asombro y de disfrute, un alma de niña
eterna, una libertad de hacer lo que sea porque haga o no lo haga igual me
mirarán, entonces no me cohibe nada; me permite sacar ventaja de lo que
supuestamente es desventaja, por ello tener una discapacidad no es para mi
motivo de sentirme menos o más, sino es un privilegio que siento que se me da.
La acondroplasia me ha dado amigos invaluables, personas maravillosas,
aventuras asombrosas, me ha permitido conocer mis talentos y valores personales
que son los que realmente valen la pena; y sobre todo me ha ayudado a entender
el sentir y pensar de Dios que crea y se recrea en las cosas más sencillas y
pequeñas.
La acondroplasia
puede ser una puerta cerrada para el que vive de apariencias y no sabe ver más
allá; pero es también una puerta abierta de par en par para encontrar amigos
verdaderos, gente noble y sincera, personas valiosas que se desprenden de toda
vanidad. La acondroplasia me ha enseñado que nuestras diferencias tienen el
mismo valor, y que así como nuestras semejanzas nos acercan, nuestras rarezas
nos complementan.
Y si es cierto
que he tenido momentos duros, tristes, caídas, desilusiones, fracasos, fallas
enormes y pérdidas; pero no culpo a la
acondroplasia por ello... Es parte de la humanidad, porque soy de carne y
hueso, y fallo muchas veces por eso; tener una altura promedio no te garantiza
la felicidad, ni te hace perfecto; tiene algunas ventajas, pero creo que hay
cosas que se aprenden más fáciles y desde dentro, cuando se te da una condición
especial. Hay que verlo con los ojos de la Fe y se podrá hacer de ello una
escuela.
La acondroplasia
no hace especial a nadie, es la vida misma, es Dios, es la forma como se logra
ver y vivir veo las cosas, es como usas lo que tienes y eso lo podemos hacer
todos no importa el tamaño ni la apariencia que poseas.
De la
acondroplasia puedo concluir que me enseñó a dar pasos cortos con pisadas
firmes y me inspiró a decirte que no te rías de mí, ríete conmigo y sácame de
tu cuento, no soy un duende ni nada extraterrestre, no te compliques por
buscarme nombre, me llamo Kary Rojas y cuentas conmigo.
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