Soy una mujer colombiana, con acondroplasia, el tipo más común de enanismo que existe. Soy escritora, conferencista motivacional, maestra y músico. En este blog comparto mis reflexiones, escritas para cualquier persona que quiera vivir a la altura de las circunstancias, a la vez que sirve para transformar las miradas de la sociedad, frente a las diferencias y la discapacidad; y así logremos un mundo más equitativo, incluyente, donde predomine el respeto y la dignidad hacia cualquier persona.
lunes, 5 de octubre de 2015
lunes, 9 de febrero de 2015
ABRIENDO PUERTAS
“La Belleza abre todas las puertas”, dijo hace poco una Reina de Belleza y yo me pregunto:
¿Cómo abrir puertas en un mundo en que Coloca la cerradura bien en alto y tiene como llave la apariencia y la belleza? Esto es algo que seguro se cuestiona no solo la gente pequeña, sino muchas personas que quizás sienten que no tienen la llave maestra para abrir cualquier puerta.
Algo si tengo la certeza, que las puertas que abrimos, no lo hacemos porque las encontramos abiertas.
Para abrir las puertas por las cuales queremos entrar y hacer camino, tenemos que esforzarnos el doble que aquellos que tienen las medidas y la apariencia. Porque no se abrirán así no más; si nos miran por el agujerito, quizás por ahí no verán nadie; y si logran divisarnos, más que seguro que no nos abren.
Pero aunque parezca una tarea dura, lograr entrar por las puertas a las que aspiramos, para ocupar un lugar digno o hacer realidad nuestros sueños y metas, le echamos todas las ganas y abrimos las puertas con nuestras facultades, dando la talla a cualquier cerradura; venciendo los desafíos, desarrollando más destrezas; porque llegar hasta lo alto de las exigencias de un mundo que vive de apariencias, nos permite llenarnos de más agilidad y fortaleza.
Tenemos que lograr romper los candados de las puertas de una sociedad, que le pone trabas no solo a la altura, sino a la clase social y la apariencia; nos toca luchar para vencer, las dudas, los paradigmas, las miradas curiosas, las morbosas y las que juzgan sin conocer las capacidades de cada quien.
Sácame de tu cuento, no me señales qué puertas debo abrir, no me condiciones mis pasos, que cada uno de nosotros sabe lo que quiere y a donde desea ir.
La llave para todas las puertas, es la Fe y la Voluntad, saber lo que se quiere y estar seguro de que todo se puede. Esa llave está al alcance de todos, simplemente hay que buscarla y no renunciar porque ven las cerraduras de las puertas demasiado lejanas o altas.
Quizás se requiera un poco más de esfuerzo, pero eso nos hace más luchadores y fortalece nuestros talentos.
“Es cierto, pueda que por ser talla baja, todo lo vea grande; pero algo si sé, nada me queda grande, porque estoy a la altura de las circunstancias”.
sábado, 7 de febrero de 2015
A PRIMERA VISTA
Lo
que más realza el ser humano en los demás, es la apariencia. Porque vivimos de
eso, de lo que vemos, cómo lo vemos y cómo nos ven.
Y
a lo largo del tiempo, sigue siendo lo que se ve, lo que nos lleva a juzgar,
medir, clasificar, discriminar o incluir eso que nos entra por los ojos.
Y
me pregunto: ¿Hasta dónde llega nuestra capacidad de ver? ¿Acaso nos quedamos
solo con la figura, con el maquillaje, con la ropa, con las diferencias que
sobresalen y rompen esquemas de lo que parece ser común, pero que en realidad
es diferente, porque nadie es igual a nadie?
Con
la mirada, aprobamos, desaprobamos, intimidamos, incomodamos, conquistamos,
señalamos, herimos y hasta dañamos.
Con
la mirada, hablamos, transmitimos sentimientos, llamamos o rechazamos; por eso,
dime cómo me miras y te diré qué eres capaz de ver.
¿Qué
percibes a primera vista cuando me ves?
¿Qué
dirías si a ciegas te encuentras con que seré miembro de tu equipo deportivo o
de tu trabajo; que tal vez debas hacer parte de un proyecto que estoy liderando,
o que soy la persona que acude a tu propuesta de empleo?
Algo
si te digo; las apariencias engañan, no es la imagen la que define y tiene la
verdad absoluta de lo que es eso que ves.
No
me hables en miniatura, solo porque mido 1, 20; no limites mis capacidades por
mi apariencia, ni me relaciones con aquello que a primera vista te recuerdo por
los estigmas que existen frente a mi imagen o condición.
No
me veas como algo raro, quizás porque no tengo tus medidas; tu tampoco tienes
las mías y no te veo de otro modo, más que con respeto y naturalidad.
Y
es la mirada de muchos la que logra que algunos recuerden sus diferencias y
empiecen a ver en su camino obstáculos en lo que buscan y sueñan.
Sácame
de tu cuento, cambia ese sentimiento que brota a primera vista cuando me ves,
no me tengas lástima, no supongas que no daré la talla, ni temas que no voy a
poder hacer lo que de mí, esperas. Simplemente concédete y concédeme la
oportunidad de conocerme y verás que no pasará mucho tiempo para que aprendas a
verme como realmente soy; no encontrarás más diferencias que las que todos los
seres humanos tenemos y que nos otorgan un valor especial que a todos por igual
nos regaló el mismo Dios, ese que así tal cual nos soñó, porque para El todo lo
que hizo, cuando lo creó; lo contempló y
vio que era Bueno.
martes, 3 de febrero de 2015
LA VERDADERA ALEGRIA
Había una vez, se reunieron en el mundo, 5 personajes, para hacer su mejor propuesta de FELICIDAD a la Humanidad. El jurado, una niña, que teniendo uso de razón, quería elegir el camino correcto para vivir la verdadera Alegría.
El primero en hablar fue un Payaso, quien tenía dibujada una inmensa sonrisa y hacía payasadas para que todos se rieran de él. Este tomando la palabra dijo:
- jajaja, si eres como yo, estarás siempre riéndote y harás cosas para que los demás se rían de ti; muchos dirán que eres una persona divertida, que contigo se pasa bien. Podrás maquillarte como quieras, usar la ropa que desees, entre más colores y disparatada te veas, será mejor para llamar la atención y hacer reír a los demás.
¿Pero eres feliz? ¿Qué ocurre cuando estás solo y no tienes esa máscara? Preguntó la niña...
El payaso no dijo más nada, se sentó, sacó un pañuelo y empezó a quitarse el maquillaje de su cara, mostrando un rostro triste y afligido, por todos los problemas que cargaba.
EL TENER, tomó la palabra y dijo:
Si me eliges y luchas por tener, acumular, alcanzar fama y poder, no vas a tener preocupaciones de nada, podrás comprar lo que quieras, ir a donde desees, tener a tu lado a todas las personas que necesites; basta que les ofrezcas pagarle de algún modo o les regales cosas; ahí tendrás al mundo comiendo de tu mano.
Y si algo te falta? Y si se te acaba el dinero o se te dañan las cosas que tienes? Sigues siendo feliz? Sigues estando rodeado de gente? Insistió la niña...
El tener no dijo más nada, se despojó de lo que tenía y lo puso sobre la mesa, y se dio cuenta que estaba solo y que no era feliz.
La adicción se puso en pie con un cigarrillo y una botella en mano, y dijo:
Cada vez que quieras olvidar los problemas y sentirte super wuau, tomate un trago y verás… eso te ayuda a no pensar, a olvidar, a sentirte chévere; lo único es que no puedes dejar de hacerlo; tienes que vivir esclava de esto.
Pero la niña no estaba convencida y dijo con firmeza: La alegría no es vana ni superficial, no depende de cosas o de dosis, no se logra con una supuesta medicina, que te enferma y te daña más de lo que crees. Hasta ahora de todos, el más camino más peligroso y dañino es el que tu me ofreces; olvídalo, no cuentas conmigo. Cuando me demuestres que puedes ser feliz sin eso, hablamos.
La Adicción, dejó su botella, se levantó y se fue… Llegó el turno de la Algarabía; quien llegó tarde e hizo su entrada triunfal gritando…
Holaaaa llegué yo…
Le da un manotón en la espalda a la niña como saludo; se sienta mal, y sigue diciendo en voz alta:
- Mira yo soy chevere, muchos me dicen que son muy loca; me encanta la música fuerte, vivir en rumbas, reirme duro, con ganas, que me oigan en todas partes, soy relajada, hago chistes, bromas… en fín, me divierto y hago divertir…
Pero siempre estás así? Preguntaba la chiquilla
Nooooo, el que me busca me encuentra; yo soy bakana, pero si me sacan la piedra no respondo, soy de las personas que digo las cosas en la cara, al que le gustó bien y al que no, de malas. Contestaba la Algarabía, sin ninguna clase de modales.
O sea que tu alegría es más bulla que nada… ahora ya entiendo porque mucha gente se confunde y cree que ser feliz es dar gritos como cacatúa. Decía la Niña.
Oye jálale al respetico porque te las ves conmigo… contestó amenazante la Algarabía al verse intimidada.
De repente entra una joven con una sonrisa, que le dice a la Algarabía:
-Cálmate, relájate, no te están ofendiendo… Mira, la alegría es algo que se siente, se transmite sin necesidad de usar máscaras, de hacer payasadas, de tener cosas o de reírte a carcajadas. Se puede sentir, así tengas problemas, si sabes enfrentarlos, sino pierdes la fe; si quieres seguir luchando.
La alegría te da permiso para reir, para llorar, para enojarte, sin dañar a nadie, ni muchos menos dañarte. Tu sabes que ser una persona alegre, es sentirse humano y estar aferrado a la Fe. Ser alegres, es ser agradecidos, es convivir, es respetar, es confiar, es esperar, es ser humilde, es saber disfrutar sin excesos, es vivir cada momento de la mano de Dios. Quien logra eso, vive Feliz.
- Ay no que aburrido; eso no va conmigo… Yo mejor me voy con mi bulla para otro lado… Sale con escándolo, la Algarabía…
¿Y Tu cómo te llamas? pregunta con curiosidad la niña.
- Soy la FE y en mi está la esperanza, la amistad, la paz, la humanidad… Soy un poco de todo eso, soy el Camino para llegar a Dios y en El está el sentido de la Vida y mi verdadera Alegría… Respondió aquella presencia, que hablaba con delicadeza y seguridad; reflejando luz y transmitiendo paz.
- Ganaste!!! Quiero irme contigo y aprender a vivir verdaderamente Alegre como tu.
Respondió muy sonriente la Niña; porque logró entender y vivir la verdadera Alegría...
Y Tomándola de la mano, salieron juntas con una profunda y verdadera sonrisa en el rostro…
sábado, 31 de enero de 2015
SINDROME DE IMPRESORA
Y me dijo mi loca: Hay mucha gente que padece del Síndrome
de la impresora…
Por
supuesto que quedé anonadada porque no entendía que me quería decir; pero ella
que me conoce como si fuera yo misma, me dijo:
Hay
gente que vive de la impresión, quiere impresionar y se queda con la impresión
que supone le dan los demás.
Escucharás
comentarios que dice; la primera impresión es la que vale. Y yo me pregunto: y qué sucede si en ese primer
momento, la impresora tenía poca intenta y no imprime bien; lo que traducido significa; qué pasaría, si
en ese primer encuentro, no ha sido un buen día
y las cosas no salen como se querían; acaso ya por eso, se juzga mal?
Mucha
gente se engaña con la primera impresión, porque se queda solo con ella. Y
puede que haya sido muy buena, pero quizás es solo maquillaje, apariencia, un
cartucho nuevo de tinta, para el momento. Pero y si después las cosas no son
como ese primer momento?.
Y
que pasaría, si esa primera impresión no
fue buena, porque había cansancio, presiones, un mal momento; y quizás por eso
dejamos ir, juzgamos, condenamos y nos perdemos de conocer a alguien realmente
especial.
Muchos
se creen impresora; y viven planeando dar buena impresión; a color, que agrade,
que hable bien.
Y
nosotros muchas veces nos quedamos con eso, con la primera impresión, con lo
que se ve a primera vista, con lo que puede ser apariencia.
No somos
impresoras, no tenemos que vivir para
dar buena impresión a nadie, porque muchas veces dejamos de ser nosotros
mismos, nos negamos la humanidad, buscamos perfección.
Por
vivir para dar buena impresión es que muchas personas pierden la identidad; no
son felices, se apresuran en los pasos que dan y las decisiones que toman, se
equivocan con lo que ofrecen y con lo que eligen.
La
humanidad padece ese síndrome de la Impresora. Y cuando se les acaba la tinta? Y
cuándo las cosas no son como parecen? Viene la desilusión, la frustración y se pierde
la Fe.
Hay que vivir para ser un Papel en blanco en el que
Dios escriba; y no para ser impresora que vive de querer impresionar y quedarse
solo con las impresiones que percibe.
lunes, 26 de enero de 2015
DEJANDO NUESTRO PAIS EN ALTO...
“COLOMBIA” MISS UNIVERSO
He sido testigo de un acontecimiento muy importante
en la historia de mi País; luego de 57 años, Colombia es elegida Miss Universo.
La hermosa barranquillera Paulina Vega, le regala a
nuestra Patria la alegría de un triunfo que muestra una cara linda de nuestro país
en el mundo.
Es emocionante ser testigo de este acontecimiento
histórico. Los imposibles no existen y noticias así nos animan a creer en lo
que soñamos.
En este mundo globalizado en el que todo se sabe,
todos opinan, y somos espectadores; hay quienes se aprovechan de los
acontecimientos para hacer fiestas, otros opinan, otros critican, otros
felicitan, otros se burlan de lo que sea, otros convierten en dioses a los
protagonistas para sentirse a la vez sus jueces y estar atentos a lo que hagan
para bajarlos de su pedestal si fallan por algo; pero todos de uno u otro modo,
participamos y vivimos lo que sucede a nuestro modo.
Lo que más me alegra es ver cómo es posible pintar
nuestra bandera en alto, no para sentirnos más que otros, porque esa vanidad y
orgullo es vana y no nos da el valor que merecemos; sino para que cuando vean a
un Colombiano, se hable del deporte, del arte, de la belleza, del café, de la
música, de los paisajes, de la superación, de la honestidad y logremos cambiar
esa imagen de droga, guerrilla, narcotráfico, delincuencia, estafa, corrupción;
que muchos compatriotas se encargan de dar en todo el mundo.
Que nuestra alegría no se fundamente en la
humillación y crueldad hacia otros; que celebremos sin excesos; que sepamos
usar nuestras palabras, nuestra libertad, para no dañar a nadie, para no
endiosar ni condenar.
Que estas buenas noticias nos animen a seguir
soñando y luchando por realizar nuestros sueños; que nos devuelvan la esperanza
para trabajar unidos por la Paz: que nos animemos a ser también de esos
Colombianos, que podemos dejar en alto el nombre de nuestra nación, con nuestro
emprendimiento, trabajo, superación, honestidad, disciplina y empuje; pero ante
todo, que demos gracias a Dios, porque hoy nos permite ser testigos de estos
acontecimientos, que marcan historia en nuestra querida Colombia.
martes, 13 de enero de 2015
¿ PARA QUE ERA QUE QUERIAMOS SER GRANDES?
Cuando pienso en lo mejor de mi infancia, me doy
cuenta que lo más lindo de ser niños, es la inocencia, la magia, la fantasía,
el creer que todo puede ser perfecto.
Empiezo con mi mayor ilusión, la Navidad, esperar
al Niño Dios con toda su magia, imaginar que podía entrar por mi ventana y
dejarme algunos regalos en mi cama; dormir y despertar, era maravilloso; asomarme,
mirar el cielo y buscar en las estrellas el camino que recorrería para llegar
hasta mi cuarto, era mágico.
Crecer con mi mamá al pie de mi cama, rezando todas
las noches y enseñándome a hacerlo; es la base fundamental de mi fe.
Crecer con mi papá, me enseñó a soñar, a ser
atrevida en mis desafíos, a ser aventurera, a lanzarme al mundo, a dar ese paso
a lo que quiero por más difícil que parezca.
Mirar la TV y creer que la vida de aquellos a los
que admiro por lo que hacen, por como cantan, bailan, actúan, es perfecta y
mágica como la muestran; me hacía anhelar ser famosa y una estrella.
Disfrazarme los 31 de Octubre de cada año, sólo por
caracterizarme de algún personaje, y por pedir dulces; era un rito sano,
hermoso, seguro y divertido.
Creer que todo el mundo es bueno y que los únicos
malos que existen son el “coco” ese que te coge por la noche si sales solo; el “sereno”
que es el que te enferma si sales desabrigado o sudado y que los policías nos
llevan a la cárcel si nos portamos mal, eran mis mayores temores de esos
tiempos.
Recuerdo que no me importaba participar en desfiles
de belleza en mi urbanización, porque me sentía hermosa y sentía que todos me
miraban bien; no entendía de mis diferencias físicas porque en el ambiente en
el que crecí, yo era especial, sin ser rara, era normal como todos los demás.
Era tanta mi frescura y relax de este mundo, que
disfrutaba siendo feliz, pasándola bien, teniendo muchos planes con mis amigas
y amigos, viviendo e inventario historias fantásticas, enamorándome, bailando
Menudo, jugando de todo, tanto que reconozco que dejé de lado mis estudios, no
estaban en mi escala de prioridades, hasta que empecé a crecer.
¿Para qué era que queríamos ser grandes? En
realidad yo no quería serlo, tanto que no supe decidir en el momento en que me
toco elegir que quería ser; porque para mí era mejor ser niña por siempre.
Quería ser veterinaria porque amo con el alma los
animales, ser famosa porque me apasiona
el arte, recorrer el mundo porque tengo espíritu aventurero… Para eso quería
crecer; pero quería ser grande creyendo en lo mismo que siempre he creído y
pensando que es verdad todo lo que veía cuando era niña.
Sólo que fui creciendo y de qué me di cuenta?
Primero que el niño Dios, Papá Noel y los Reyes, no
son quienes entran por tu ventana y ponen los regalos en tu cama; son tus
padres, y aunque eso es maravilloso, pierde la magia; era más lindo pensar que
podía pasar que si me decido a abrir los
ojos, era posible pillarme al niño Jesús en compañía de la Virgen María,
poniéndome mis regalos… Más que los juguetes, esa era la más linda ilusión;
porque aún después de que descubrí la verdad, seguí recibiendo regalos; pero
jamás sentí lo mismo, que cuando pensaba que era el Niño Dios quien los ponía
en mi cama.
Empecé a darme cuenta que las apariencias
importaban, que el mundo las señalaba, discriminaba por eso; para las personas
la belleza entra por los ojos, el color y la clase social importan y muchas
veces el valor que se le da a los demás depende de eso.
Descubrí que ser bonita, modelo o reina, no es ser
feliz; porque para eso tienes que dejar de ser y hacer muchas cosas, someterte
a otras más y hasta sufrir; para que el mundo te trate como objeto y no como
persona, Así que preferí no ser nada de eso y le di gracias a Dios por no tener
las medidas que exigen para clasificar en ello.
Siendo grandes, las peleas son más frecuentes y
duraderas; antes uno discutía por bobadas, pero enseguida lo olvidaba y era
como si no hubiera pasado nada. Hoy en
día, al ser mayores, cualquier discusión daña todo y deja residuos en el alma.
Recuerdo que cuando tenía 13 años, había un
programa de TV Colombiano, llamado Pequeños Gigantes; las historias y la música
que ofrecían, invitaba siempre a eso, a seguir siendo niños por dentro. Por eso
desde siempre, admiré a quien aún, siendo adulto, fuera capaz de imaginar y
pensar eso, a Toni Navia; y mi sueño era
conocerla; estar de cerca con eso que ella hacía, seguir aprendiendo de ella; y
lo logré; y ha sido de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.
A los 16 entendí que era necesario estudiar para
ser alguien en la vida, y retomé mi responsabilidad en hacerlo hasta que logré
graduarme con muy buenos resultados; a los 18 me di cuenta que debía trabajar
para elegir yo misma lo que quiero y tomarme mi tiempo en hacerlo.
Y poco a poco, aunque fui creciendo en edad, decidí
que no quería crecer por dentro, aunque el mundo me mostrará que mucho de
aquello en lo que creí y soñé no era cierto.
Los artistas que admiraba y a los que soñaba
imitar, llevan una vida de soledad, vacío, drogas, alcohol y desenfreno; lo que
hay detrás de Disney es toda una mentira; todo es un negocio y muchas de las
personas que triunfan, hacen cosas indebidas, se sueltan de la mano de Dios o
se llevan al mundo por delante para hacerlo.
Hoy tengo 45 años, le di a mi vida otro sentido,
otro camino, muy distinto quizás al que mucha gente le ha dado; me dediqué a
seguir soñando y hacer realidad mis sueños; recorrer el mundo, transformar lo
que se sabe y se dice de la acondroplasia, educar al mundo con respecto a las
diferencias y a la discapacidad, disfrutar a mi familia, sostenerla espiritual
y emocionalmente, trabajar para ayudar a mi mamá; llevar un mensaje al mundo
que ayude a que la gente siga soñando, a que no pierdan la inocencia de los
niños, a que se siga creyendo para que exista la magia y la fuerza de los
sentimientos.
Hay quienes piensan que quizás no he crecido, solo porque
sigo soñando, buscando el mensaje que deja todo lo que existe, queriendo
aprender de la vida, aferrarme al Amigazo, llenarme de música, arte,
pensamientos fantásticos y sensibles.
Hoy trabajo por saber remover las fibras más
íntimas del alma, esas que la humanidad necesita y busca que le toquen, porque
estamos en un mundo tan vacío y superficial, que ya nos da miedo sentir.
Mis alumnas dicen que sé hacerlas llorar; solo
porque con mis palabras puedo tocarles sus fibras y despertarles su
sensibilidad.
Y cuando escribo, simplemente plasmo lo que veo, lo
que siento, lo que vivo y contemplo que viven los demás; no es invento, es la
realidad.
Hay quienes sin conocerme y solo con verme o
leerme, llegan a pensar que soy mágica; pero no, soy tan humana que me siento
de barro, de ese que se rompe, que embarra muchas veces cuando lo tocan, que
tiene demasiado defectos y fragilidades, que también guarda sus lados oscuros,
que peca de muchas formas, que experimenta toda la humanidad y debilidad que
puede sentir cualquier persona.
Simplemente, más allá de todo eso, no pierdo mi
esencia de niña, no dejo de creer, no pierdo la fe, no me suelto del Amigazo,
disfruto todo lo que tengo, me gozo las cosas más sencillas y pequeñas, me doy
permiso de todo, hasta de fallar, de tener
miedo, de coger rabia, de ser feliz, pero nunca me estanco en nada por
muy malo o por muy bueno que sea, porque nada es eterno, todo llega y todo
pasa; solo hay que vivirlo intensamente.
Sigo viendo todo grande, como cuando era niña; eso
me ayuda a esforzarme de más, a no darme por vencida y a darme cuenta que al
final, nada me queda grande en la vida.
jueves, 8 de enero de 2015
YA DE SERES HUMANOS, HEMOS PERDIDO LO HUMANO
“Ya
de seres humanos, hemos perdido lo humano”… ¿Hasta dónde llega la crueldad y lo
inhumano en lo que nos hemos convertido?, si somos capaces de torturar, violar
y matar; si no nos medidos para tomar la justicia por nuestras manos, porque la
justicia humana no sirve y la Divina la vemos incierta y lejana?.
Hemos
perdido la humanidad, a tal punto de que las personas son cifras de ganancia o
pérdida, obstáculos o trampolines en el camino, compañía que se usa o se deja.
Hemos
perdido la humanidad, de tal manera que somos solo espectadores, comunicadores,
que antes de intervenir o hacer algo, preferimos grabar, tomar una foto,
mantenernos al margen o simplemente pasar de largo.
Hemos
perdido la humanidad, y ya el maltrato a animales es una diversión; la destrucción
de bosques una inversión y el abuso a seres humanos, un inmenso placer que si
se vende puede enriquecer.
¿Hasta
dónde llega la crueldad humana? Ya no tiene límites; las personas se han vuelto
violentas, cuantificadas, interesadas, realmente inhumanas.
Estamos
lejos de Dios, no respetamos nada, ni los credos, ni las posturas políticas, ni
los sentimientos; vivimos en constantes batallas, con nosotros mismos, con la
familia, con las personas que están a nuestro lado.
La
libertad no es abuso de poder, ni de palabra, ni de espacios, ni de posturas,
ni de roles, ni de estatus; usamos la palabra “Libertad” para llevarnos el
mundo por delante.
Ya
de seres humanos, nos queda solo lo de seres, porque estamos vivos; pero lo
humano lo hemos perdido; usamos la necesidad del otro para publicar las obras
buenas que hacemos y que el mundo sepa que somos buenos; cuando en realidad lo
que vale son las cosas que se hacen en silencio.
Señalamos
los pecados de aquellos, que pecan diferente que nosotros o aún los que fallan
tal cual como fallamos, pero lo ideal para todos, es juzgar y no ser juzgados.
Y
Dios?... le culpamos de no hacer nada, de las cosas que pasan, de ser
indiferente o de castigarnos con la crueldad humana… no es Dios, porque el
mismo quiso hacerse Hombre y sintió en carne propia la crueldad del mundo que
Creó, pero aún así, su respuesta siempre fue, ha sido y será el amor y el
perdón.
Lo
humano lo hemos perdido, porque nos soltamos del amor Divino, porque queremos
andar sin control por el mundo, sin límites, sin normas, haciendo lo que nos provoca.
Cuando
se pierde el respeto, se deteriora lo humano, se le da cabida a la
intolerancia, se abusa de la libertad, se genera la violencia y se asesina la
paz.
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