domingo, 28 de abril de 2019

YO LO VI, YO LO VIVI: EL HOMBRE POSTRADO

Esta Semana en la Eucaristía en el templo, mientras pensaba que físicamente estaba agotada y con dolores en mi cuerpo, me propuse darle gracias a Dios y a encomendar a mis seres queridos…

En la banca delante de mi, habían dos señoras, que fueron más a hacerse visita que visitar al Señor; su charla a veces un poco alta, me desconcentraba y me tenía realmente incómoda; no les mandé a hacer silencio, porque mi mamá me detuvo… Pero ganas no me faltaron, no escucharon las lecturas y casi no me dejaron oír, me distraían… y sé que quizás fallé dejándome ganar la atención entre el susurro ensordecedor y el vaivén de la gente que camina en plena celebración.

Pero de repente, a mi lado en la otra nave de la Iglesia, mis ojos contemplaron a un alto mando de la Policía, no se qué rango, solo sé que estaba de rodillas, orando con una piedad que jamás había visto, postrado ante el Más Grande, ante el mismo Dios… Estaba tan concentrado y tan compenetrado en ese diálogo profundo con el Dios de la Vida, que no percibió a nadie más, era como si sólo estuvieran ellos dos…

Suspiré… miraba hacia donde sus ojos miraban, a ver si podía ver lo que El veía… porque su postura y sus gestos, eran como la de aquellos videntes que quedan en éxtasis ante la hermosa aparición…

Y en el momento de la Consagración, cuando se postró por completo en el piso… Adorando al Rey de los Cielos, entendí que El estaba viendo al mismo Cristo en la Hostia Sagrada… y lo Adoraba… no pude más que ponerme de rodillas y pedir perdón a Dios por no saber verlo como ese hombre que se deshizo de todos sus títulos o rangos, y se convirtió en el más humilde y sencillo de sus hijos…

Yo lo ví, yo lo viví y me dieron muchas ganas de decirle que orara por mí… que en ese diálogo profundo que tenía con el Amigazo, pidiera para que me aumentara mi Fe y hiciera de mi, lo que El quisiera…

Ya en el momento de la Paz, me salí de mi puesto, no pude evitar querer darle un saludo fraterno, y sí que la sentí, sí que la recibí, porque con una sonrisa tierna y unos ojos llenos de Paz, como de Aquel que lleva a Dios muy dentro de su corazón; eso mismo me transmitió en un apretón de Manos…

Al finalizar la Eucaristía ví como fuera del templo lo esperaban sus escoltas; ahí entendí que era un alto mando… que se hizo el más pequeño ante los ojos de Dios… y aprendí mucho más… me evangelizó, sin Palabras, solo con su testimonio silencioso de Fe y oración…

Yo que hablo mucho de Dios, creo que nunca he sabido orar como ese hombre oró… le pido a Dios me perdone y me enseñe a orar y aumente cada día más mi Fe, como la de Aquel hombre; porque eso mismo quiero enseñar y contagiar a mis niños y a todo Aquel que me conoce y me lee… KR


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