Le pregunté
a la loca de la casa, qué podemos hacer para que no dañemos a nadie con
nuestras palabras y luego de pensarlo me dijo: Hay que aprender a decir lo que quisiéramos
escuchar…
Habla como
quisieras que te hablen, en el mismo tono de acuerdo al momento que vivas,
piensa lo que quisieras escuchar de alguien estando en el mismo lugar que esa
persona pisa..
Piensa qué
quisieras que te dijeran, cuando logras algo o tienes un proyecto; usa esas
mismas palabras con quien vive lo mismo en su propio momento…
Di lo que
necesitarías escuchar cuando estás triste o sientes soledad; seguro que esas
palabras que anhelas en ese instante, pueden hacerle mucho bien a alguien más…
Expresa el
amor como quisieras que te lo expresaran, háblale a quien amas como le pedirías
que te hablara, seguro que es el amor y sus detalles los que sacarían las palabras…
Y si
escuchas hablar de alguien, cosas que lo dañarían; cambia su nombre por el tuyo
y haz lo que quisieras que en ese momento hicieran contigo… Seguro que el
chisme ahí moriría…
No hables
cuando sea el enojo quien te domina, porque la rabia te vuelve cruel y egoísta…
Es mejor guardar silencio y distanciarse un poco mientras pasa; piensa lo que
sentirías si con violencia te hablan…
Si vas a
mentir piensa si desearías vivir sin creer en lo que escuchas; la persona que
dice mentiras vive incrédula, de todo el mundo duda… ¿Eso es vida? Entonces no
mientas…
No hay que
pensarlo mucho, más bien hay que sentirlo; colocarse en el lugar del otro, y
decir lo que quisiéramos que nos dijeran, bastaría para que las palabras nunca
dolieran.
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