
Cuando por nuestra humanidad y en el afán de hacer las cosas bien, las hacemos mal, fallándole a quien amamos, sintiendo frustración al ver cómo en la medida que intentamos arreglarlo, más la embarramos… puede que sea necesario soltar, aunque tengamos miedo de perder, hay momentos en que el tiempo, el silencio y la distancia aunque son inciertos, ayudan a sanar; y si es para uno, eso que tanto amábamos, volverá, nos perdonará… pero si le perdemos, no hay que rendirse sino guardar lo mejor y aprender a no cometer el mismo el error con alguien más…

Y es que a veces pareciera que todo nos saliera al revés, hacemos el mal que no queremos y dejamos de realizar el bien que soñamos hacer… nos esforzamos por ganar y a cambio nos toca perder; damos un paso adelante y dos para atrás, intentamos reparar y la volvemos a embarrar, parece que fuera imposible lograr que se pueda ver o nos logren creer los verdaderos sentimientos que guardamos y anhelamos entregar… Ahí cuando sentimos que quizás las cosas no dan para más, no podemos rendirnos, ni renunciar, porque la oscuridad no es eterna, Dios nos regala en cada día una nueva oportunidad para volverlo a intentar, empezar desde cero, aún con las manos vacías y teniendo en contra al mundo entero, pero llevando como experiencia, los errores y las heridas, las pérdidas y caídas, que son los mejores Maestros de la Universidad de la Vida, de los cuales aprendemos para intentar no volver a caer o tropezar…


Se aprende del error, pero siempre los seguiremos cometiendo, no podemos evitarlo porque no alcanzaremos la perfección de nuestros actos ni nuestros sentimientos; es tan necesario en la vida este camino de avances, retrocesos, caídas y tropiezos, para sentir que estamos viviendo, pues debemos asumir y superar todo esto, con las heridas que surgen y los muchos tropiezos, que nos hacen ser una persona mejor, y saber definir lo que es realmente la alegría y el dolor, el amor y el desamor y ponernos en el lugar de los demás, no apresurarnos a juzgar, porque así como nosotros fallamos, así nos fallarán, es parte de la humanidad…
El milagro sucede, cuando en toda esa miseria y vacío que experimentamos, al tocar fondo y sentir que ya no hay salida, nos aferramos al Dador de la Vida y dejamos que sea El quien actúe, llene los vacíos y sane cada una de las heridas… El haré de nuestra debilidad, la mayor fortaleza, y nuestra tristeza se convertirá en alegría, sentiremos que todo es posible y podemos empezar desde cero cada día.
El milagro sucede, cuando en toda esa miseria y vacío que experimentamos, al tocar fondo y sentir que ya no hay salida, nos aferramos al Dador de la Vida y dejamos que sea El quien actúe, llene los vacíos y sane cada una de las heridas… El haré de nuestra debilidad, la mayor fortaleza, y nuestra tristeza se convertirá en alegría, sentiremos que todo es posible y podemos empezar desde cero cada día.
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