Se regresa cuando se ha reconocido y aprendido algo, cuando ya se sanó y se está dispuesto a perdonar o pedir perdón.
El regreso con lleva a una transformación, porque quien vuelve se desprendió de todo aquello que quizás lo deformó y lo alejó, haciéndole tomar otro camino.
Cuando alguien regresa, no encuentra lo mismo como lo dejó, muchas cosas cambian con el tiempo; por eso; el marcharse es un riesgo y el volver requiere mucho valor.
Hay regresos que causan alegría, sobre todo cuando se vuelve al amor primero; ese es el amor verdadero como el del padre o la madre, que a ejemplo de Dios, siempre esperan a su hijo con los brazos abiertos.
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