HABLANDO CONMIGO MISMA, me dije:
Mí misma, préstale atención a lo que de verdad te aporta, a lo que te
enseña, a lo que te da paz, a lo que te da seguridad y te permite dar pasos con
firmeza.
Préstale atención, a lo que casi nadie ve en medio de sus afanes y de
las cosas que tiene; a lo que no se puede comprar, porque no tiene precio, ni
lo venden en ninguna tienda.
Préstale atención, a lo que te hace sentir a Dios, a lo que te construye
asi te duela; a lo que tu sabes que es real, a lo que no te condiciona a ser o
hacer lo que no eres ni deseas.
Préstale atención, a lo que te dibuja sonrisas, a lo que te hace llorar
de emoción, a lo que es diferente a ti, pero te complementa.
Préstale atención, a lo que parece ser poco, pero es real; a lo que tu
sabes que no se acaba, a lo que necesitas cuidar para que no muera…
Préstale atención a lo que no te encandila, sino que te ilumina, a lo
que no es superficial, a lo que tu sabes que pase lo que pase, si lo cuidas, no
se romperá ni se irá…
A esas pequeñas cosas que se convierten en oportunidad; a esas que te
vienen sin pedirla, a las que te sorprenden, a las que te mueven el piso, pero
sobre todo a esas que te hacen sentir a un Dios vivo, MI MISMA, préstale mucha
atención…
Y a lo demás que te aleja o contradice todo eso, por muy perfecto y
divertido que parezca; si te pesa, si te exige ser lo que no eres, si te roba
la paz, si te quita lo que Dios te da; no le prestes atención y verás que
pasarán…
Recuerda MI MISMA que a eso que le prestes atención, eso es lo que en tu
vida queda…
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