Viendo que ya no tenía motivación para seguir cuidando del universo que Dios le había confiado, decidió ofrecer como premio especial a quien le devolviera el valor de LA ALEGRIA que había perdido, LA VIDA ETERNA…
La noticia Salió en todos los medios de comunicación y enseguida la gente comenzó a presentarse ante ella para ganar tal galardón…
El primero en llegar fue EL PODER Y EL DINERO quien le dijo:
_Yo puedo darte todo lo que quieras, conmigo todo lo dominas y obtienes, sin el más mínimo esfuerzo… No tengo que preocuparme por conseguir nada…
_Pero veo que no estás tranquilo, tienes miedo y andas prevenido, además la gente te persigue y hace lo que quiera para conseguirte, hasta atentar contra ti y los demás, no creo que puedas vivir feliz así, porque además los que dicen quererte, realmente quieren es lo que tienes… Expresó la Vida…
_Todo tiene un precio, no hay nada perfecto, una cosa por la otra, la miseria no hace feliz a nadie tampoco, y es más cómodo obtener todo sin esfuerzo, además con el Amor no se come ni se compra todo lo que quieres… yo me siento bien así, la mayoría de la gente me busca y hace lo que sea por mí…
_ No eres lo que necesito, y estaría en riesgo, si te elijo… Dijo la Vida… ¡Qué pase la siguiente!…
Y entró la ALBAGARABIA, iba vestida de rumba y diversión, reflejaba una enorme sonrisa; tomaba y fumaba, escuchaba música estruendosa y sonreía a carcajadas…
_ Mírame, yo sí te puedo dar la alegría de vivir, la música te aleja de lo que no quieres oir, el trago y el alcohol, te dan instantes de emoción, no sientes nada, se te apaga el dolor… Yo soy lo que eligen los jóvenes de hoy, soy la mejor opción, vivo sin reglas ni condición.
La VIDA se acerca a ella, la rodea y observa que más allá de sus vestidos de colores se ve vacía su alma… con mucho cuidado le quita su máscara y encuentra un rostro lleno de dolor, que le grita:
- Devuélvemela, es mía, nadie puede ver lo que llevo dentro, no lo entenderían, además cada quien vive su propio cuento… acepta que lo que buscas no existe, ¡LA ALEGRIA HA MUERTO!…
y diciendo esto, tomó su máscara se la puso a medias como pudo, dio media vuelta, subió el volumen y se alejó riendo a carcajadas, para evadir la soledad que estaba sintiendo…
Y así, pasaron muchos; EL PAYASO que hacía monerías, se ridiculizaba y la gente se burlaba de el, pero cuando llegaba a la soledad de su casa y se quitaba la máscara, lloraba…
Pasó la SOBERBIA vestida de juventud (de negro), que decía: - Yo soy dura, tengo el corazón de piedra, nadie puede hacerme daño, no creo ni necesito nada para ser feliz y así estoy bien, porque no me permito llorar ni reir, debes elegirme a mí para darme vida eterna…

_¿Qué haces? Le preguntó la vida…
_Busco una rosa para mi oruga, que sueña con ser Mariposa y necesita una flor para vivir ahí mientras le salen sus alitas y así podrá volar por todas partes…
_Has soñado que vas a ser cuando seas grande? Le preguntó la Vida…
_Yo rezo a Dios todas las noches, para que ayude y cuide a mis papitos y no les falte salud ni trabajo, por eso sueño cuando sea grande, ser un artista como Dios, poder pintar muchos cuadros llenos de paisajes y colores, como esos (dijo señalando el universo)… y así poder viajar por todas partes del mundo, hasta la luna y el sol, llevar mis cuadros a todas partes, sobre todo donde ya no hay árboles; conocer a muchos más niños, jugar con ellos, compartir dulces, sueños y juguetes… Sobre todo con aquellos que nada tienen, para que sean felices como yo.
La niña encontró la rosa y al querer colocar su oruga, se chuzó con una espina, se limpió la sangre, con una tímida sonrisa dijo mostrando sus cicatrices a la Vida que con nervios intentó curarle su herida: No te preocupes, no pasa nada; mira, esta me la hice colocando un pajarito en su nido, esta jugando al escondido, esta montando bicicleta… y mientras le mostraba sus cicatrices y contaba sus aventuras, y caminaba con ella, asombrándose de todo lo que veía en la naturaleza, la VIDA SONREIA, se olvidaba de lo demás, se dio cuenta que valía la pena vivir, si conservábamos el alma de los niños y no dejábamos perder la alegría que Dios siembra en cada uno de nosotros al venir al mundo…

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