
Hay instantes que nos ofrecen risas, otros quizás nos desprenden lágrimas; están los que nos regalan sueños y otros nos pueden llegar a robar esperanzas… con cada uno de ellos vamos tejiendo la oportunidad que Dios nos regala de sentir que estamos viviendo…
Son tantas las cosas que pueden sucedernos en tan solo un instante de tantos; podemos ganar o perder, avanzar o caer; soltar o sostener, construir o destruir, todo eso y más en tan solo un momento…
Avanza el reloj en cada segundo, se puede destruir toda un nación en un instante, con un terremoto o una explosión; se quebranta un cristal y se rompe una relación de tantos años en menos de un minuto, y así son muchos de los instantes, efímeros, pero también hay demasiados que son tan poderosos y tan profundos…
Se siente pleno el instante en el que se disfruta un beso y un abrazo, aunque pareciera que duran muy poco; pueden ser tortuosos los instantes de ausencia en los que la distancia se interpone y el tiempo se roba momentos únicos…
Lo triste es que se nos escapen esos instantes, en los que se nos da la oportunidad de compartir con las personas que amamos, los invadimos de reclamos sin sentido, los llenamos de discusiones con las que nos herimos, los evadimos para no adquirir otros compromisos, los ignoramos para no confrontarnos, los soltamos, porque quizás puedan exigir de nosotros el entregar más de lo que damos o el desacomodarnos…
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