
FELIZ NAVIDAD

Soy una mujer colombiana, con acondroplasia, el tipo más común de enanismo que existe. Soy escritora, conferencista motivacional, maestra y músico. En este blog comparto mis reflexiones, escritas para cualquier persona que quiera vivir a la altura de las circunstancias, a la vez que sirve para transformar las miradas de la sociedad, frente a las diferencias y la discapacidad; y así logremos un mundo más equitativo, incluyente, donde predomine el respeto y la dignidad hacia cualquier persona.
Dar un paso, implica vencer muchos miedos, romper esquemas, sanar heridas, encontrar una llave, levantarse de una caída, pronunciar una palabra que sea realmente sentida… Dar un paso, es hacerse a veces sordos y ciegos a lo que nos pretenden decir y mostrar, aunque nos saturen de voces e imágenes que nos quieren distraer o desviar; para impedirnos caminar y llegar…
Dar un paso, es aplicar lo que ya sabemos, es ser valientes y persistentes, es demostrar que si queremos de verdad, podemos; y lograrlo es realmente todo un proceso que requiere de mucha fortaleza, sabiduría y buen manejo del tiempo…
Dar un paso, es saber que tras ese paso, vendrán muchos más, por eso debemos ser conscientes de lo que nos vendrá y aún así, atrevernos a darlo; dar un paso, es aproximarnos o alejarnos de algo, es entender que hay pasos que no se pueden echar atrás, por eso debemos estar seguros hacia donde lo damos…
Dar un paso es una lección que se aprende o quizás que damos… Dar un paso hacia la luz y la paz, expresa seguridad, demuestra coherencia, valentía… dar un paso nos viste de humildad y de grandeza, porque no es fácil dar ese paso que puede cambiar en un segundo lo que ha pasado tal vez durante años…
Dar un paso, nos hace soltar aquello a lo que nos aferramos, nos permite vencer esos peros, que como excusas, pronunciamos… Porque ese paso puede ser una llave que abre y libera, nos llena de valor, nos lleva a la luz, nos muestra otra opción; pero es importante sentir seguridad hacia dónde nos llevarán esos pasos.
Dar un paso, es ignorar el qué dirán, es dejar libre un sentimiento o pensamiento, es empezar a escribir un capítulo nuevo, es ponerle a otro, punto final… Dar un paso, es una respuesta que se espera, una salida que aparece, una ruta que se ofrece para paso a paso, hacer camino al andar…
Dar un paso es no querer correr, sino ir paso a paso, porque la velocidad puede traer cansancio o estrellarnos; es mejor aprender a dar pasos cortos, con pisadas firmes, que nos conducen a donde queremos, transforma lo que tocamos y nos ayuda a dejar huellas por donde andamos…
Son tantos los dones que a diario se nos dan, muchos no los sentimos como tal, porque pensamos que por mérito propio los tenemos o los hemos logrado; eso nos llena de vanidad para acumularlos y no de la humildad que nos permite realmente valorarlos…
Hay tantos regalos que no vemos por distraernos ansiando lo que quizás ya tenemos o envidiando lo que el otro posee y nos antojamos de eso… Hay regalos que aún viéndolos en nuestras manos, ni siquiera los desenvolvemos, intentamos ver o escuchar por encima para descubrir lo que es y lo que tiene, y si no nos convence, los dejamos de lado, sin darnos la oportunidad de abrirlos y utilizarlos.
Hay regalos envueltos en facultades que Dios nos da, para aprender a usarlas y compartirlas con los demás, pero a veces nos cuesta trabajo descubrirlas y sabiendo quizás, que somos poseedores de ellas, preferimos esconderlas, aunque se nos pase de largo el tiempo y nos llegue la hora de irnos, dejando esos talentos estancados, sin haber hecho el uso adecuado de ellos.
Hay regalos tan valiosos, que vienen muy bien protegidos en un cofre de oro, aunque por fuera no veas su valor y su brillo; abrirlos puede ser muy fácil o en algunos casos debes atreverte a descubrirlos y encontrar la llave que abre, el corazón más grande y sincero que quiere quedarse para siempre en las manos de aquel que revele lo que guarda dentro y se comprometa a cuidarlo y conservarlo más allá de las circunstancias y el tiempo.
Hay tantos regalos que encontramos en el camino, personas, oportunidades, instantes maravillosos, que sabiendo descubrir y usar, podríamos decir desde el alma, que somos realmente bendecidos; pero nos gana el afán y la ansiedad de buscar lejos y en lugares equivocados, lo que ahí tenemos y gratis se nos ha dado… Hasta que llegue el día en que se nos despierten los sentidos y podamos darnos cuenta de lo que tenemos o tuvimos y que en su momento no percibimos… Y es ahí que dice aquel refrán, que uno solo sabe lo que tiene, hasta que lo pierde; y viene el remordimiento y los lamentos, la necesidad de querer devolver el tiempo, de reparar o recuperar, lo que se dañó o se perdió, porque no le dimos la atención que merecía y no nos dimos cuenta de lo que realmente teníamos y era mucho lo que valía.
Es el momento, de buscar la llave que abre ese corazón, envolvernos en ese abrazo, colocarnos la sonrisa que otro nos regaló; encender el calor humano, guardar lo que tenemos como sagrado, en ese cofre que tiene el nombre de un amigo o un ser amado; abrirnos a la oración que alguien nos ofreció, usar las palabras que se nos dieron como consejo, desenvolver las miradas que son espejos del alma, sentarnos en la silla que nos ofrecen como lugar privilegiado, sostener sin soltar esa mano que se nos ha dado, llenarnos de ese amor que nos están entregando, permitirnos sentir del otro su perdón; descubrir los talentos que Dios nos ha dado y trabajarlos para compartir con el mundo cada uno de mis privilegios y regalos y así sentir que puedo ayudarlo, a ser cada día un mundo mejor.
Qué es lo perfecto?
Perfecto el amor que aunque duela, se rompa, tema y enfrente mil tormentas, no muere, ni se hace débil; crece fuerte y permanece… Perfecta la Amistad que reconoce su fortaleza y debilidad, vence el tiempo y la distancia, le gana a los miedos, las intrigas y sin estar a la defensiva, se sabe cuidar… Perfecto el perdón que brota del dolor y no guarda rencor; perfecto el corazón, que sabe reponerse y darse siempre otra oportunidad…
Perfecta la lágrima que brota del alma y aunque expresa dolor, limpia la mirada y libera de lo que tanto pesa o roba la calma… Perfecto el barro que reconoce su fragilidad y se deja modelar por las manos de Aquel que ve en él la obra maravillosa que tanto soñó… Perfecto el error que se reconoce a sí mismo y quiere borrar el daño que causó, para lo cual se arma de valor y pide perdón, perfecto el perdón que le gana al resentimiento y al rencor…
Perfecto el ser que cae mil veces y mil y una vez se levanta para llegar hasta donde anhela estar… Perfecto el dolor que se da permiso de expresarse, pero que no se estanca en lo que siente, sino que busca su sanación… Perfecta la relación que enfrenta muchas pruebas, crisis y tormentas, pero que logra superarlas porque nunca suelta su timón “el amor”… Perfecta la palabra que encuentra su verdadero significado desde el corazón que la pronunció…
Perfecto el pensamiento que escondido en la oscuridad de la mente, encuentra el camino que le ayuda a salir y convertirse en una gran idea que se transforma en luz a la hora de entender algo o de decidir… Perfecto el sentimiento que cuando nace en el alma, enfrenta mil momentos, hasta que se instala para siempre y no quiere morir… Perfecto el abrazo y el beso que brota desde lo más humano y logra salvar a quien siente que su vida sentido perdió… Perfecto Dios que siendo el Todopoderoso, se hizo hombre para enseñarnos desde lo más frágil e imperfecto de la humanidad, lo perfecto del AMOR…
Y qué es lo imperfecto?...
Imperfecta la semilla que aunque se ve intacta, no se pudre ni germina, y no ofrece su cosecha a quien lo necesita…
Imperfecto lo que se cree y dice ser perfecto, porque la perfección es inhumana, y lo que Dios realmente nos enseña es que seamos perfectos en el Amor… Perfecto el amor que aprende a darse y morir a sí mismo, para luego volver al principio de Todo, porque el amor perfecto es vida nueva y resurrección…