
Todo se ve casi perfecto, demasiado fuerte para dejarse vencer por tantos enemigos que siempre han de pretender destruir cualquier relación, más aún aquellas que al parecer no le temen a nada y creen poder superar toda situación… El corazón se ilusiona y cuida con todas sus fuerzas lo que en él atesora; la seguridad de saber que existe alguien valioso y especial a quien entregarle lo más bello que se puede dar, con los sentimientos mas nobles, fuertes y sinceros que invaden el interior, fabrican mil sueños y ayudan a experimentar la más grande y hermosa ilusión…

¿En que momento todo cambio? ¿Qué pasó? ¿Por qué si todo se parecía iba tan bien de repente giró? ¿Cuándo ganó la batalla la rutina y se distanció de mi corazón tu corazón?... ¿Cuándo perdimos aquello tan especial y único que me hacían sentir el privilegio de tener esta relación?Y no se puede evitar sentir una gran desilusión, experimentar como duele muy dentro cuando se echa una mirada atrás y se puede ver que aquello que existía y hacía diferente y único cada día, ya no está, poco a poco se está desvaneciendo, dejando en su lugar una herida que solo la puede sanar el mismo Dios en el correr del tiempo…
En situaciones así, tal vez nos cuesta creer que puedan existir los verdaderos sentimientos, pero hay algo que hace concebir en lo más profundo del corazón que sí son reales, se dan, porque nosotros mismos lo experimentamos muy dentro en algún momento, quizás si no se cuidan entre dos puede tener una vigencia muy corta de tiempo; y entre más grandes y fuertes son, más se clavan dentro, se hacen a la vez tan frágiles que si alguien lo suelta, se rompe en mil pedazos hiriendo con ellos el interior de aquel que se aferró y creyó que sería para siempre lo que ya se desvaneció, pasando así de la gran ilusión a la más profunda desilusión, sin poder evitar que se pierda lo que tanto se amó…
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