Gracias Ingrid... he aquí lo que nuestra conversación me ayudó a construir.
SIEMPRE Y NUNCA…

Siempre y Nunca, no son palabras mágicas, ni imposibles de modificar, aunque al pronunciarlas, impliquen un compromiso de total entrega y lucha por hacerlo realidad, pero en los hombres y mujeres, es a veces mucho más fuerte la fragilidad; y lograr darle vida y procurarles la vigencia del siempre y el jamás a lo que en voces o en letras prometimos, requiere que luchemos constantemente, con el corazón y la razón; aunque quede grabado en una cinta, en el papel, en la piedra o en un anillo, y esto signifique que es sinónimo de inmortalidad; para hacer que no se borren jamás, requiere que se labren entre dos; porque cada sentimiento que nace en el alma, es como una flor, que sino se cultiva, se marchita e hiere con sus espinas lo más profundo del corazón.

Siempre y Nunca, dicen tanto, que quizás al leerlo o escucharlo, nos subimos de una vez, a lo mas alto y empinado, creyéndonos muy ilusionados y si en esa experiencia, nos toca sentir que de algún modo nos han fallado, nos desplomamos y quebrantamos, volviéndonos escépticos, a lo que nos puedan ofrecer, aunque en su momento sea sincero, pero ya de tanto caer nos volvemos frívolos y desconfiados.
Siempre y Nunca, miden la capacidad que tenemos de cumplir las promesas, luchar con todas las fuerzas por aquello que queremos y no deseamos perder jamás; siempre y nunca son tan solo dos palabras, que expresan nuestra fidelidad, lo que nos hace realmente grandes, es dar la vida si es necesario, para hacerlas realidad.
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