Alguna vez dando una conferencia, hablé de mi carencia del sentido del olfato. Quienes me conocen saben que nací sin percibir ningún olor, y por tanto mi sentido del gusto tampoco está muy desarrollado. Hay quienes me preguntan, ¿Cómo puedo vivir sin conocer los olores o distinguir todos los sabores?; y siempre les respondo, que, en realidad, como nunca los he experimentado, no sé lo que es carecer de ellos; no me han hecho falta; y así mismo he expresado que, por lo que he visto y escuchado, son más los olores desagradables que los aromas agradables los que se perciben; por tanto, no siento que me estoy perdiendo de mucho. Frente a eso, no falta quien me diga, que no se imaginan viviendo sin olfato o con un sentido del gusto limitado, porque han podido disfrutarlos.
Cierto día, una amiga muy especial, me enseñó a imaginar los olores, poniéndole colores; y con eso, aprendí a visualizar cómo puede verse un olor y tal vez, la sensación que transmite; pero no es lo mismo.
Un día, tratando de explicarles a mis estudiantes lo necesario que es sentir el amor de Dios en la vida de todo ser humano, entendí: Para quienes no conocen a un Dios amor y no se han sentido amados por El, no saben realmente la experiencia maravillosa que es sentirlo y vivirlo. Quizás afirmarán que con Dios o sin Dios, igual van a haber momentos difíciles y agradables; que no hay diferencia en eso y nada cambia en la vida. A lo que puedo decir: Para los que hemos conocido a un Dios amor y lo hemos experimentado de manera profunda, es difícil imaginar la vida sin El. Si es cierto que la vida seguirá teniendo sus momentos duros y especiales; pero es más real, que esos momentos no se enfrentan ni se viven de la misma forma con Dios que sin Dios.
Quizás, quienes no han logrado descubrir y conocer el verdadero Dios amor en sus vidas, por imágenes erróneas que les han enseñado e impuesto, de un dios castigador, que prohíbe, discrimina, se lleva a los seres que amas o manda enfermedades y pruebas; un dios, del cual muchos usan su nombre para mentir, robar y declarar guerra; quienes tienen esa imagen errónea, han sentido que, vivir sin esa experiencia de Dios, no les ha quitado nada y que quizás viven más tranquilos, viviendo a su manera, de acuerdo a los designios del destino y del universo.
No los juzgo, los entiendo; no han conocido ni experimentado el amor de Dios en su vida; ese que le da sentido a los sin sentidos de cada día; el que nos llena de luz, paz, fortaleza y nos permite ver con otros ojos la enfermedad, la muerte, las dificultades, aunque nos duelan. La experiencia del amor de Dios es algo tan único, que quien lo descubre y lo siente, ya no se imagina la vida sin El.
Lo más especial del amor de Dios, es vivir siempre con esperanza en el corazón y contrario a lo que nos han hecho creer, más que sentirnos juzgados, excluidos y señalados; nos sentimos siempre amados, perdonados y acogidos.
Puedo decir que no me hace falta el sentido del olfato, porque no lo he tenido; así mismo muchos pueden expresar que es posible vivir sin Dios, si no lo han sentido. Y aunque para mi imaginarme los olores con colores, me permitió imaginar un poco la sensación de oler; puede que a muchos la imagen que les damos de Dios, les da una visión tal vez cierta o errónea de su amor; pero, sólo quien siente y vive a Dios, sabe que vivir sin Él, no es, ni será nunca lo mismo.

Cierto día, una amiga muy especial, me enseñó a imaginar los olores, poniéndole colores; y con eso, aprendí a visualizar cómo puede verse un olor y tal vez, la sensación que transmite; pero no es lo mismo.
Un día, tratando de explicarles a mis estudiantes lo necesario que es sentir el amor de Dios en la vida de todo ser humano, entendí: Para quienes no conocen a un Dios amor y no se han sentido amados por El, no saben realmente la experiencia maravillosa que es sentirlo y vivirlo. Quizás afirmarán que con Dios o sin Dios, igual van a haber momentos difíciles y agradables; que no hay diferencia en eso y nada cambia en la vida. A lo que puedo decir: Para los que hemos conocido a un Dios amor y lo hemos experimentado de manera profunda, es difícil imaginar la vida sin El. Si es cierto que la vida seguirá teniendo sus momentos duros y especiales; pero es más real, que esos momentos no se enfrentan ni se viven de la misma forma con Dios que sin Dios.
Quizás, quienes no han logrado descubrir y conocer el verdadero Dios amor en sus vidas, por imágenes erróneas que les han enseñado e impuesto, de un dios castigador, que prohíbe, discrimina, se lleva a los seres que amas o manda enfermedades y pruebas; un dios, del cual muchos usan su nombre para mentir, robar y declarar guerra; quienes tienen esa imagen errónea, han sentido que, vivir sin esa experiencia de Dios, no les ha quitado nada y que quizás viven más tranquilos, viviendo a su manera, de acuerdo a los designios del destino y del universo.
No los juzgo, los entiendo; no han conocido ni experimentado el amor de Dios en su vida; ese que le da sentido a los sin sentidos de cada día; el que nos llena de luz, paz, fortaleza y nos permite ver con otros ojos la enfermedad, la muerte, las dificultades, aunque nos duelan. La experiencia del amor de Dios es algo tan único, que quien lo descubre y lo siente, ya no se imagina la vida sin El.
Lo más especial del amor de Dios, es vivir siempre con esperanza en el corazón y contrario a lo que nos han hecho creer, más que sentirnos juzgados, excluidos y señalados; nos sentimos siempre amados, perdonados y acogidos.
Puedo decir que no me hace falta el sentido del olfato, porque no lo he tenido; así mismo muchos pueden expresar que es posible vivir sin Dios, si no lo han sentido. Y aunque para mi imaginarme los olores con colores, me permitió imaginar un poco la sensación de oler; puede que a muchos la imagen que les damos de Dios, les da una visión tal vez cierta o errónea de su amor; pero, sólo quien siente y vive a Dios, sabe que vivir sin Él, no es, ni será nunca lo mismo.
