(Acción de Gracias por mi Cumpleaños 43...)
Mi vida ha sido una experiencia de Fe, desde el mismo momento en que
nací, cuando los médicos desconcertados ante una condición no común, hicieron
de mis posibilidades y tiempo de vida, una enorme montaña casi que imposible de
escalar y superar… Pero la Fe de mis padres y mis ganas de vivir, lograron remover
los temores, vencer desconocimientos, pronósticos, mitos y más… Hoy han pasado
más de cuarenta años y yo sigo aquí, moviendo y escalando montañas, sin rendirme
y sin perder la Fe de que muchas más podré mover…
Hubo montañas enormes, llenas de obstáculos, que querían impedirme
aprender a caminar, pero mi Fe fue tan grande y fuerte, que aún con torpeza y
lentitud, con dolores y cansancio en mis pies, no solo he caminado sino volado,
porque con pasos cortos y pisadas firmes, he asumidos los desafíos que me han
presentado los distintos caminos que he recorrido, he traspasado fronteras, he
llegado a muchos países y eso que casi no camino… Mi Fe me ha llevado a todos
los lugares que me he propuesto y soñado…
En mi niñez, vencí las montañas que se me atravesaban para no dejarme
socializar, esas que construye la sociedad que señala una condición que causa
risa y curiosidad… Fue suficiente el amor de mi familia y de los que conocía,
fue necesario y mágico, mi experiencia de Fe en el Dios que me soñó así tal
cual, no sé explicar cómo lo hice, pero tengo más amigos de los que se pueden
llegar a contar, y en cada paso que doy me conquisto un corazón, no hay
montañas por muy grandes que sean que me impiden sentirme amada y amar a mi
manera….
En mi juventud, las montañas rocosas de la adolescencia me hicieron tropezar
y caer más de una vez, enfrentar el espejo, asumir mis diferencias, fue un
camino complicado, un cerro enorme que mover y un pico muy empinado que escalar y vencer…
Pero mi Fe fue mucho más grande y fuerte, cuando aprendí que se vive más que de
apariencias y en que tengo mucho más que hacer y ofrecer, que valen más que un
par de piernas largas, porque las mías que son pequeñas, no renuncian, no se
cansan, escalan, llegan, mueven montañas y todo lo superan…
He movido las montañas del desánimo y el cansancio, las apariencias y la
sociedad, he movido y escalado las montañas de lo afectivo, aquellas que
aparecen cuando le tenemos miedo a experimentar el amor y la amistad, he movido
las montañas que quieren parecer imposible la realización humana y profesional,
he movido las montañas que se erigen ante los sueños que pueda tener una
persona con una discapacidad…
Tengo una fe que mueve montañas y hasta ahora no me ha detenido nada por
muy grande y pesado que aparezca, porque Sé que Dios me ama y de la mano no me
suelta… Ha sido tan grande y fuerte mi
fe, que de las montañas que muevo y las que aparecen, de todas ellas se
alimenta y se engrandece… Es como si los desafíos en vez de desanimarme, me
hacen más fuerte y las caídas en vez de darme miedo, me dan seguridad y aprendo
a caminar, con pasos cortos y pisadas firmes que dejan huellas por donde van…
Cuando me preguntan, cómo has logrado todo lo que has hecho y alcanzado? Sólo
puedo decir, tengo una FE que mueve todas las montañas y los desafíos que la
vida me ha presentado… Todo se lo debo al Amigazo, su Amor es mi Fuerza y mi
Paz, mi Sabiduría y mi alegría, mi Mejor escuela de la vida…